Este post esta escrito sin acentos pero con ñ
Hay una maravillosa historia que encontre originalmente en reddit (rip) sobre un granjero (llamado Arepo) que se encuentra a un dios, aparentemente inutil pero con quien forja un estrecho vinculo. Es una buena historia que creo que vale la pena leer.
Antenoche soñe, a decir verdad, algo que ya no recuerdo claramente. Lo que si recuerdo claramente es la conclusion a la que llegue en ese umbral de conciencia recien despierto:
He vivido muchos años despreciando la religion, y al mismo tiempo viviendo una.
Vale la pena explicar un poco mas.
Para empezar, ya no desprecio la religion. Creo que la veo con bastante mas empatia; al fin y al cabo, todos necesitamos algo de que agarrarnos cuando el mundo nos tambalea, y con todo y sus horrores siguen teniendo un nucleo de esperanza en ellas. Son una expresion mas del espiritu humano, para bien y para mal. Como todas las expresiones del espiritu humano.
Aun con ese asterisco, me es claro que no es lo mio. Yo soy un hijo del siglo XX: el futuro fundamentado en la ciencia, el progreso constante, bla bla. Ya no creo en eso como antes: le veo muchos mas bemoles a la ciencia, y soy mas consciente de los horrores de esa expresion del espiritu humano. Pero sigue siendo mas digerible para mi que la creencia en lo divino, porque al menos esto es tangible, comprobable, y supongo que prefiero la persecucion del entendimiento de lo que aun no comprendemos, que admirarlo como un monumento infranqueable. No me da paz el no saber; puedo tener paz no sabiendo, pero no surge de ello. Ese es Sergio 2023.
De que va mi sueño, entonces? Pues fue una coleccion de frustraciones: algo de perder mi visa justo antes de un vuelo (as if I wanted to go to your stinkin’ Yunaited, mira nomas) y otras cosas que son cada vez mas difusas. Recuerdo haberme topado con indiferencias y negativas, y recuerdo sentirme muy, muy… Muy 2017.
En 2017 casi me muero. Casi morimos, Elena y yo. Nos salvo tal vez su ventilador o mi huevo con papa. Tal vez pura suerte. Recuerdo el hospital, y escuchar a una doctora suponernos drogadictos, y sentir una rabia llenarme, junto con una incapacidad (fisica, en aquel momento) de decirle exactamente donde podia meterse sus opiniones de apenas graduada de quien sabe que rancho, y bla bla. Creo que la rabia me ha acompanado por mas años que la incapacidad, pero he sentido ambas al mismo tiempo mas de una vez.
Y a decir verdad, aunque es frustrante en el momento, esa incapacidad me ha sido util. De (mas) joven siempre fui mas de expresar mi inconformidad que de callarmela, y estos ultimos años he descubierto que no siempre es necesario. Tal vez nunca sea necesario. Es catartico, tal vez justo, pero no es necesario.
Esa rabia tiene su razon de ser. Yo naci y creci en la Ciudad de Mexico a mediados de los 80s. Cierto, con bastante acomodo. En mi casa nunca falto la comida, y a decir verdad creci lleno de lujos: no tuve los juguetes de importacion que mi vecino tocayo si (y que me llenaban de envidia, claro), pero mis papas me daban regalos cada navidad, reyes y cumpleanos. Tuve fiestas en salon y siempre hubo pastel; habia vacaciones a Acapulco y al pueblo de mi mama, y aunque no me subi a un avion sino hasta los 15 (-ish) y me toco quedarme en hoteles del ISSSTE, caramba, la cosa nunca estuvo nada mal.
Pero alrededor de todo ese acomodo, siempre existio la realidad de vivir en el DF de aquella epoca. Me dejaban salir solo, pero solo a la calle y unas cuantas cuadras alrededor. Recuerdo aun salir un dia en mi bici (tendria yo 13) y viajar casi, veamos… wow, 1.5 km! y sentir que habia roto todas las ataduras de mi vida. Mi mama iba por mi a la escuela todos los dias hasta la secundaria; mis papas estaban suficientemente preocupados por mi que habia presupuesto en mi “lunch” para un taxi en la prepa, de asi requerirlo. La inseguridad no era lo unico: mas de una vez me detuvo un policia en alguna tienda para verificar que no me hubiera robado algo (inserte aqui la escala de color de Family Guy); los papas de ciertos companeros me veian con cierta sospecha, y siempre recordare al maestro de prepa que me dijo, categoricamente y sin espacio para dudas, que yo no podia haber escrito esa resena de no se que libro, y que seguramente la habia sacado de internet (alla en el 2000). Hay mil anecdotas que parecen chistes.
Pero claro, la principal razon es que crecer en el Mexico que me toco es un continuo lidiar con la frustracion ajena sublimada en rabia. El de la pesera te odia porque no pagas con cambio y te tardas mucho en subir; el de la tienda, porque quieres pagar con 100 una cuenta de 3.50; tus maestros porque su sueño era enseñar ingles, y en vez de eso estan perdiendo el tiempo cantandote pollito chicken; y tus compañeros, porque tu tienes el tazo de Bugs Bunny y ellos no. Y creciendo asi, internalizas todo eso. Despues de todo, tambien odiabas al vecino tocayo, y aunque nadie viene a pagarte con cambio, si viviste la desaparicion misteriosa de tu alcancia de Snoopy llena de sorjuanas (rip).
Mas que la ira, el miedo fue mi dios inutil. No negare que vivi muchos años enojado, pero aun ahora, que eso ha ido desapareciendo, permanecen unos carbones muy viejos, todavia ardientes, que se fundamentan en miedo. La desconfianza. “Piensa mal y acertaras”. Casi toda mi vida, he sido un devoto de Fobos1.
Y veintitantos años despues, la vida te tambalea y acabas del otro lado del mundo. Y en este paisito capitalista voy descubriendo que hay personas que crecen con otra perspectiva completamente diferente. Son amables. Si desconfian, no es el primer instinto. No necesitan hacerlo. Despues de todo, nadie les robo su alcancia de Snoopy.
Soy muy nuevo en esa perspectiva, pero me gusta. Es una mejor religion que el miedo.
1. Es curioso que Fobos sea hijo de Ares y Afrodita. Una combinacion interesante. Tambien interesante: los griegos no lo veian como un dios propiamente, al menos no en la mitologia clasica. Pero se fue haciendo con el tiempo.