Empatia

Me parece de repente que la empatia humana y sus limites estan muy ligados al sentido de la vista; nuestro concepto mas grande de comunidad que todavia genera un sentido de responsabilidad personal (al menos de manera natural) es nuestro vecindario. Las personas que alcanzamos a ver, observar; percibir. Esto es consistente moviendonos hacia la intimidad de la familia y la pareja (y enfatiza la importancia de las buenas relaciones en estos circulos).

De manera correspondiente, los sentidos mas intimos son aquellos que podemos relacionar con interacciones mas intimas (gusto, olfato, tacto) y tienen tambien un rango de percepcion menor a los otros (vista, oido).

Nuestra vida tiene que cambiar. Radicalmente.

Tiene que cambiar porque, de otra manera, vamos a morir. Claro, todos ibamos a morir de todas maneras. Pero la situacion actual garantiza la muerte mucho mas rapido y mas duro de lo que podriamos haber esperado. Nos pone en un contexto donde conceptos como “ahorro para el retiro” y “fronteras” se tienen que poner en el cajon de “cosas que solian importar mucho pero no tienen futuro”, junto con los titulos nobiliarios y la virginidad (entiendo y lamento si esto ofende tu moralidad; me gustaria que me permitieras expandir en ello contigo en otro momento).

Y para lograr esos cambios, es necesario un gran salto de empatia. Es necesario reconocernos a todos, cada humano en el planeta, en un gigantesco gran navio. Es mas que eso: sobre nosotros caera tambien el destino de la vasta mayoria de la vida animal, vegetal, fungi, protista, bacterial, etc. del planeta. Nos hemos convertido en una terriblemente ironica arca de Noe, que va navegando en el borde de la cascada. “We’re all on the same boat, on the brink of the fall”. Tal vez seria mas apropiado vernos en los dias previos al diluvio. Nada anda mal. Aun.

Solo asi podemos pensar en las soluciones. Porque representan un sacrificio INMENSO. He empezado a disfrutar los sabores de las comidas con una mezcla de presencia (o mi mejor intento de estar presente) y pre-nostalgia. Como pensando, tal vez el siguiente verano ya no haya de esto. Tengo algunas compras estrategicas que aun no realizo pero que creo importantes (porque no se como viene lo que viene, pero creo que “caos” no es una expectativa irracional). No tengo casa propia en el pais donde vivo, asi que no puedo pensar en una estrategia a largo plazo con una hortaliza, etc. Entonces, barajeo opciones que involucran regresar a Mexico, o irme a otro pais. Tengo mis dudas, politicas, geograficas y climaticas, sobre el futuro aqui.

Cambiarme a otro pais ha sido una de las cosas mas dificiles que he tenido que hacer en mi vida. Y mi estilo de vida aqui es, en ciertos rubros, incomprensiblemente desconectado de lo que vivi toda mi vida antes de llegar aca. Por resumir muchos hilos en una frase: aqui se me permite ser. Parte ha sido la soledad. Parte ha sido tener 师 que me han iluminado en algun angulo. Pero tambien ha sido este entorno. Lo contextualizo asi para que quede muy claro mi enfasis: Yo no tengo ningun deseo de irme de aqui.

Y aun asi, si es necesario, hare el sacrificio.

Tambien tengo un entendimiento de lo que implica. Creo que parte de mi ambivalencia ante el tema de la crisis climatica (al menos en terminos practicos) se resume en que estaba como avestruz, con la cabeza enterrada. Y creo que fue una “decision inconsciente”, por asi decirlo: sabiendo la inmensidad del salto requerido, e incapaz de afrontarlo con temple, simplemente segui ignorandolo.

Ya no lo puedo ignorar mas. He tomado mis decisiones y trazado mi ruta con ciertas consideraciones “en caso de”. Sigue siendo un bosquejo rapido, con la plena expectativa de cambios sin previo aviso. Algo asi como un plan en caso de desastre, pero (1) sabes que el desastre llegara, y (2) al no conocer la forma, tienes un par de opciones y una tercera generica “enfrentaremos lo que venga”. Y por lo tanto, pienso en ello con mucha mayor frecuencia.

Todo esto para decir: necesitamos reconocer nuestro barco. Y necesitamos recordar los viejos adagios de “don’t rock the boat”, y todas las demas analogias aplicables. Porque es un barco, y estamos en medio de la nada. Nadie nos va a venir a salvar, si no nos salvamos nosotros. Y si, tal vez ya no hay salida. Tal vez es el Titanic. Pero conviene ver si no hay salida, no?

Y, sobre todo: la pelicula no se acaba en el naufragio. No nos vamos a saltar decadas en la narrativa. La vamos a vivir. Yo prefiero ir construyendo un mundo donde el futuro, naufragio o heroica salvacion o lo que sea, se viva entre personas mas empaticas.

Quiero hacer de la empatia, mi vida. No queda mas. Necesitamos irnos oliendo. Tocando. Probando.

Acercarnos tanto al otro en el dia a dia, que reconozcamos su olor. Le podemos regalar desodorante, si somos sensibles al hacerlo. O reconocer que tal vez eso vendria mejor de su familia, y hacer nuestras narices un poco mas resistentes; nos vendria bien. Oler la humedad en su ropa, y entender un poco mejor donde y como vive. Oler su aliento y darnos cuenta que volvio a consumir eso que no le hace tanto bien; acercarnos, platicar, darnos un abrazo.

Sintiendo como se les eriza la piel del frio, o que tienen fiebre. Que tienen un musculo torcido, tal vez por estres. Ofrecernos la mano para aliviarnos una transicion, sosteniendoles si vemos que estan cayendo.

Sentandonos a comer. Probar su comida; que ingredientes usan? Sabores que no conocemos, sensaciones que no habiamos tenido. Tal vez toman te, o algo fermentado. Tal vez su agua sabe diferente. Tal vez no tienen agua, y les podemos convidar.

Acercarnos mas, con mas personas, mas lejos. Ahi es donde podemos seguir creciendo.

En todo lo demas: ya no. Si queremos tener alguna esperanza de sobrevivir el diluvio que viene.