Empatia

Me parece de repente que la empatia humana y sus limites estan muy ligados al sentido de la vista; nuestro concepto mas grande de comunidad que todavia genera un sentido de responsabilidad personal (al menos de manera natural) es nuestro vecindario. Las personas que alcanzamos a ver, observar; percibir. Esto es consistente moviendonos hacia la intimidad de la familia y la pareja (y enfatiza la importancia de las buenas relaciones en estos circulos).

De manera correspondiente, los sentidos mas intimos son aquellos que podemos relacionar con interacciones mas intimas (gusto, olfato, tacto) y tienen tambien un rango de percepcion menor a los otros (vista, oido).

Nuestra vida tiene que cambiar. Radicalmente.

Tiene que cambiar porque, de otra manera, vamos a morir. Claro, todos ibamos a morir de todas maneras. Pero la situacion actual garantiza la muerte mucho mas rapido y mas duro de lo que podriamos haber esperado. Nos pone en un contexto donde conceptos como “ahorro para el retiro” y “fronteras” se tienen que poner en el cajon de “cosas que solian importar mucho pero no tienen futuro”, junto con los titulos nobiliarios y la virginidad (entiendo y lamento si esto ofende tu moralidad; me gustaria que me permitieras expandir en ello contigo en otro momento).

Y para lograr esos cambios, es necesario un gran salto de empatia. Es necesario reconocernos a todos, cada humano en el planeta, en un gigantesco gran navio. Es mas que eso: sobre nosotros caera tambien el destino de la vasta mayoria de la vida animal, vegetal, fungi, protista, bacterial, etc. del planeta. Nos hemos convertido en una terriblemente ironica arca de Noe, que va navegando en el borde de la cascada. “We’re all on the same boat, on the brink of the fall”. Tal vez seria mas apropiado vernos en los dias previos al diluvio. Nada anda mal. Aun.

Solo asi podemos pensar en las soluciones. Porque representan un sacrificio INMENSO. He empezado a disfrutar los sabores de las comidas con una mezcla de presencia (o mi mejor intento de estar presente) y pre-nostalgia. Como pensando, tal vez el siguiente verano ya no haya de esto. Tengo algunas compras estrategicas que aun no realizo pero que creo importantes (porque no se como viene lo que viene, pero creo que “caos” no es una expectativa irracional). No tengo casa propia en el pais donde vivo, asi que no puedo pensar en una estrategia a largo plazo con una hortaliza, etc. Entonces, barajeo opciones que involucran regresar a Mexico, o irme a otro pais. Tengo mis dudas, politicas, geograficas y climaticas, sobre el futuro aqui.

Cambiarme a otro pais ha sido una de las cosas mas dificiles que he tenido que hacer en mi vida. Y mi estilo de vida aqui es, en ciertos rubros, incomprensiblemente desconectado de lo que vivi toda mi vida antes de llegar aca. Por resumir muchos hilos en una frase: aqui se me permite ser. Parte ha sido la soledad. Parte ha sido tener 师 que me han iluminado en algun angulo. Pero tambien ha sido este entorno. Lo contextualizo asi para que quede muy claro mi enfasis: Yo no tengo ningun deseo de irme de aqui.

Y aun asi, si es necesario, hare el sacrificio.

Tambien tengo un entendimiento de lo que implica. Creo que parte de mi ambivalencia ante el tema de la crisis climatica (al menos en terminos practicos) se resume en que estaba como avestruz, con la cabeza enterrada. Y creo que fue una “decision inconsciente”, por asi decirlo: sabiendo la inmensidad del salto requerido, e incapaz de afrontarlo con temple, simplemente segui ignorandolo.

Ya no lo puedo ignorar mas. He tomado mis decisiones y trazado mi ruta con ciertas consideraciones “en caso de”. Sigue siendo un bosquejo rapido, con la plena expectativa de cambios sin previo aviso. Algo asi como un plan en caso de desastre, pero (1) sabes que el desastre llegara, y (2) al no conocer la forma, tienes un par de opciones y una tercera generica “enfrentaremos lo que venga”. Y por lo tanto, pienso en ello con mucha mayor frecuencia.

Todo esto para decir: necesitamos reconocer nuestro barco. Y necesitamos recordar los viejos adagios de “don’t rock the boat”, y todas las demas analogias aplicables. Porque es un barco, y estamos en medio de la nada. Nadie nos va a venir a salvar, si no nos salvamos nosotros. Y si, tal vez ya no hay salida. Tal vez es el Titanic. Pero conviene ver si no hay salida, no?

Y, sobre todo: la pelicula no se acaba en el naufragio. No nos vamos a saltar decadas en la narrativa. La vamos a vivir. Yo prefiero ir construyendo un mundo donde el futuro, naufragio o heroica salvacion o lo que sea, se viva entre personas mas empaticas.

Quiero hacer de la empatia, mi vida. No queda mas. Necesitamos irnos oliendo. Tocando. Probando.

Acercarnos tanto al otro en el dia a dia, que reconozcamos su olor. Le podemos regalar desodorante, si somos sensibles al hacerlo. O reconocer que tal vez eso vendria mejor de su familia, y hacer nuestras narices un poco mas resistentes; nos vendria bien. Oler la humedad en su ropa, y entender un poco mejor donde y como vive. Oler su aliento y darnos cuenta que volvio a consumir eso que no le hace tanto bien; acercarnos, platicar, darnos un abrazo.

Sintiendo como se les eriza la piel del frio, o que tienen fiebre. Que tienen un musculo torcido, tal vez por estres. Ofrecernos la mano para aliviarnos una transicion, sosteniendoles si vemos que estan cayendo.

Sentandonos a comer. Probar su comida; que ingredientes usan? Sabores que no conocemos, sensaciones que no habiamos tenido. Tal vez toman te, o algo fermentado. Tal vez su agua sabe diferente. Tal vez no tienen agua, y les podemos convidar.

Acercarnos mas, con mas personas, mas lejos. Ahi es donde podemos seguir creciendo.

En todo lo demas: ya no. Si queremos tener alguna esperanza de sobrevivir el diluvio que viene.

Visceralandia

Time, wondrous time
Gave me the blues and then purple pink skies

Si aquellos nueve meses fueron una montaña rusa emocional, los nueve pasados han sido uno de esos juegos que te sacan disparado al cielo, sin la anticipación de la salida (ni la fila de tres horas para entrar).

Cuando comencé este post, querida lectora, estaba en la fase de “mareado”. El juego ya había acabado, estaba cuestionándome mi juicio de haber entrado, pero aún estaba muy golpeado del viaje como para hacer otra cosa más que sentarme y contemplar mi predilección por las malas decisiones.

Pero ahora? Con un poquito más de perspectiva y de meditación, de últimas conversaciones apilándose una sobre otra, de estar en el metafórico estacionamiento, comenzando a hacer cuentas sobre todo lo que me gasté en esta visita, con un conato de latigazo en el cuello y a la vez triste y feliz de que sea hora de ir a casa… Ahora? Lo que siento es que debo ahondar en mi insistencia de regresar, una y otra vez, a Visceralandia.

Take the words for what they are, a dwindling, mercurial high
A drug that only worked the first few hundred times

El deseo de regresar está apuntalado de varios lugares: por un lado, la tremenda soledad, esa que tiene una ineludible habilidad de manifestarse, te guste o no, aprovechando el mas mínimo resquicio en tu (cuidadosamente cultivado) mosaico de actividades, buenos pensamientos y endorfinas de noble procedencia. También se alimenta de esos malos hábitos que se disfrazan de buenos, y que como esas hermosas canciones van erosionando, poco a poco, la supuesta fortaleza emocional que has construido; que si bien sirven de catalizador para abrir la válvula de presión emocional, son como un canto de sirena mientras caminas en el borde de un precipicio que conoces bien, y que no por eso se vuelve menos riesgoso.

La verdad es que Visceralandia es un hermoso lugar. No hay nada más delicioso en la vida que sentir, y sentir duro es una droga deliciosa. El vacío en el estómago de la incertidumbre, la ilusion; el fuego que se viene cociendo de años y que, como piloto al que le abrimos repentinamente el gas, está listo para envolvernos con su gloria calurosa; la esperanza, ni inquebrantable ni inmortal, pero resurgente, como fénix, que sugiere que tal vez esta vez, esta vez, es la correcta. Es lo mismo que persigue quien se lanza de un paracaídas, se echa una línea o compra compulsivamente: es perseguir un high que experimentaste alguna vez, que nunca vas a poder experimentar igual y que siempre sera insuficiente en la memoria. Visceralandia bienviene a todos estos, supongo, pero mi acercamiento aquel de quien busca el roce la mano, el entendimiento entre miradas, el lenguaje entre los poros. Busco la chispa y el incendio que le sucede; y veo las cenizas y los cuerpos como un costo necesario, que me resquebraja siempre que lo enfrento pero que jamás me ha detenido antes de iniciar. Es un deseo puramente egoísta, disfrazado de abnegación.

I’m a crumpled up piece of paper lying here

Hacer cuentas tiene otra particularidad, y es enfrentarse con la confirmacion numerica de una reciente iluminación: vengo cargando con una piedrita muy especial llamada inseguridad. Específicamente, la inseguridad de nunca ser suficiente. Sí, suficiente para ti.

Es difícil apuntar exactamente al origen de este trauma, y más difícil todavía responder si esto significa, por sí mismo, que no estoy listo para una relación. Pero puedo ver claramente los síntomas, dibujados en ese eterno espíritu de complacer que he racionalizado como una disposición a entregarme plenamente al objeto de mi amor. Tal vez sí tenga esa disposición; pero lo innegable es que la utilizo, como un perverso traje de la piel de otro, para cubrir impulsos que no tienen un origen noble. Quiero probarme. Quiero demostrarme. Ante mi, en parte, pero sobre todo ante ti. Quiero tu aprobación.

Inevitablemente, acabo gastado, acabado, asqueado por tu inabilidad de apreciarme, de juzgar apropiadamente mis sacrificios, resentido por la asimetría de la situación. Harto. Resuelto a no repetir, a no volver a dejar que me malvaloren de esta manera. Y así llevo ya casi veinte años. Como un Sísifo que, apenas habiendo alcanzado su cima, pierde la memoria, se pregunta qué hace esa piedra allá abajo, y vuelve a comenzar.

I’m fine with my spite,
And my tears, and my beers and my candles
.

No sé a dónde quería llegar con este post. Hasta ahora parece más un vomito verbal que algo productivo. Pero me relaja. Me tranquiliza el ruido mental que de tiempo en tiempo me satura; y en honor a eso lo dejo escrito, y lo publico. Tal vez en un tiempo voltearé a ver esto y pensaré “ay no, otra vez”. Tal vez me alegre de haber salido de ahí. Pero me lo debo. Y si algo he aprendido y reforzado desde hace unos años es a ser un poquito más justo con mis necesidades.

Visceralandia no se va a ir a ningún lado. Es rico abrir el álbum de vez en cuando, y recordar las genuinamente maravillosas experiencias que compartimos ahí. Tal vez lo visitemos de nuevo, juntos. Tal vez vaya con diferente compañía; tal vez aprenda algún oscuro secreto de los lamas para disfrutarlo por mi cuenta. Pero sé que no lo puedo dejar; todos tenemos nuestras adicciones. Espero que verlo en ese contexto sea, al menos, suficiente para no perderme ahí adentro, y con un poco de suerte, evitar una visita al médico después.

Sobre todo cuando el médico te manda a casa con puro paracetamol.

2020 insights: acceptance isn’t surrender

Ya instalé un teclado en español!

Tengo una manía: tiendo a hablar conmigo mismo. Tengo otra manía, un poco más rara: tiendo a hablar conmigo mismo, sobre “nosotros”. Los ultimos días he estado probando regresar a un régimen de ayuno intermitente, y debo reconocer que me ha sido tan difícil regresar como lo fue empezar con él en Octubre. La historia viene a propósito, porque cuando llegó (por fin!) la hora de comer, dije muy emocionado: “lo logramos!”

He notado que esta dualidad no existe, curiosamente, cuando me critico. “Ah, como eres pendejo” es una frase que surge en mi cabeza, muy natural y frecuentemente, cuando algo me sale mal. Jamás “somos” pendejos. Eres. Tú. Y a veces, yo. Pero nunca nosotros.

Por supuesto, esta crítica está fundamentada en más que un odio personal, o una baja autoestima (aunque no dudo que habrá quien se lo atribuya a una o ambas causas). Primordialmente, está fundamentada en un deseo de cambiar, de mejorar, de evitar las acciones que llevaron al problema. Vale mencionar que estos no son problemas particularmente graves: mancharse la ropa por un descuido con la comida, por ejemplo, o cortarme con el cuchillo mientras estoy cocinando. Pero sí existe una marcada exasperación en mis autoinsultos: ya sabíamos esto, no? Porqué volvemos a caer en lo mismo?

Existe una clara tendencia en mi vida de tropezar con la misma piedra (figurativa, pero en ocasiones también literalmente). No es una incapacidad mental ni fisiológica de aprender: lo hago bastante bien en otras áreas. Y tampoco es como si no pudiera darme cuenta de la causa de mis problemas: en los casos de arriba, suele tener que ver con distracción, por ejemplo. El error, creo, yace en creer que puedo cambiar esa naturaleza por simple ejercicio de observación y redacción de conclusiones.

“Ah!”, viene el apoyo, “exacto! Tienes que aprender a aceptarte.” Y sí. Porque aunque puedo darme cuenta de mis problemas, sigo teniendo muchos puntos ciegos, por estar enfocado en otras cosas o por no querer reconocer que soy de cierta manera. Es difícil aceptar, por ejemplo, que no solo dejas que se aprovechen de ti, sino que te ofreces voluntariamente a ello – es un duro golpe al ego. Parte de este camino ha sido abrirme a la introspección honesta, dura a veces, pero que tiene por objetivo salir del otro lado como una persona mejor.

Pero hay otro problema. Cuando uno habla de aceptación, es bien fácil caer en la trampa de decir “pues sí, así soy, y ni modo.” Yo mismo he sido culpable de esto: después de todo, es mucho más cómodo aceptar las cosas como son, pues ahí yace nuestra comodidad, en vez de hacer el esfuerzo de cambiar y mejorar. Esto va más allá de cuestiones “superficiales” (como consideraba yo, en algún otro momento, la estética personal) y se puede aplicar a cualquier ámbito sujeto a mejora, incluyendo por supuesto los valores, la ética y la moral. Una sana disposición al cambio (no una mera, y muchas veces fingida, apertura) que minimice la inevitable fricción – porque por más que nos aferremos, el cambio llegará, de una u otra manera.

Y va de regreso el péndulo… porque esto no significa ignorar lo bueno de nuestra situación actual. Por ejemplo: otra característica que tengo es que soy muy aferrado. No en todo ni con todo, pero fuertemente cuando lo soy. Esto tiene muchas desventajas, pero también puntos buenos: no por nada se le conoce también como tenacidad.

Nunca voy a dejar de ser distraído, o aferrado. Pero puedo canalizar.

Cuando pienso en la dualidad que utilizo cuando me hablo a mi mismo, pienso a veces que no es solamente un constructo de la soledad. A veces pienso que el camino de la mejora empieza por reconocernos como las máquinas que somos – máquinas replicatorias, muy a la Dawkins – gobernadas por una programación primitiva y muy poderosa. La clave para mejorar consiste en aceptarnos como esas máquinas, poseedoras de cualquier forma de una tremenda arma de dos filos: una mente que es capaz de trascender esa programación inicial, si bien incapaz de eliminarla, y prioritizar su propia programación, mejor informada por el contexto en que vivimos.

Porque aceptarse no significa rendirse.

Entre paranoia y valemadrismo

Una de mis peliculas favoritas es Contagion. Gwyneth Paltrow, Matt Damon, pandemia, precision cientifica – que mas se le puede pedir? Siempre me asombro el enfoque personal de la pelicula, en vez de sucumbir (como la mayoria de las peliculas, usualmente de zombies, que tienen como elemento de trama una pandemia) a la sucesion cansada de titulares progresivamente preocupantes, con el elemento humano mas o menos de fondo inerte.

Cuando veia esta pelicula me preguntaba como seria estar en los zapatos de los personajes. El esposo – viudo – con la preocupacion de su hija; la epidemiologa que da la vida por su trabajo; los secuestradores que buscan proteger a su pueblo (no me preocupa dar spoilers porque (1) sospecho que a estas alturas TODOS ya vieron esta pelicula, y (2) digo, es del 2011. Ni modo). Siempre me costo trabajo ponerme en el lugar del personaje de GP: para empezar, andaba poniendo el cuerno. Segundo, tenia un trabajo fantastico – se contagio en un viaje de negocios al otro lado del mundo, por dios. Definitivamente me faltaba empatia con ella. Pero ahora, del otro lado del mundo, con un trabajo fantastico y habiendo estado de ambos lados de la cornada, puedo decir honestamente: pobrecita Gwyneth. Sin deberla ni temerla, fue responsable de iniciar una epidemia en los Estados Unidos, y en realidad solo estaba viviendo su vida (y, honestamente. La cornada no tiene NADA que ver con el contagio. Pinches escritores buscando demonizar, es lo que es).

Llevamos unos tres meses (mas o menos, dependiendo donde vivas y cuando empieces a contar) en lo que parece una puesta en escena (muy a la War of the Worlds en la radio) de World War Z (World War C? Si, lo lei en reddit). Recuerdo haber leido reportes de esto a finales de Diciembre, una pneumonia muy agresiva en China (lo recuerdo porque fue antes de mi viaje a Mexico). Recuerdo haber estado en Mexico a mediados de Enero y escuchar que, ademas de algunos otros paises en Asia, ya habia un caso confirmado en los Estados Unidos. Recuerdo haber pensado “espero que no me cancelen mi vuelo de regreso.” Si, asi de egoista, egocentrico y todo lo que corresponda. Recuerdo esperar mi maleta, ya de regreso, y ver el anuncio de la OMS, catalogando el problema como una “emergencia global de salud.” Recuerdo haberme enfermado a principios de Febrero, justo cuando me tocaba irme de viaje a Londres para un entrenamiento; en aquel entonces la principal preocupacion eran los duros vientos que, debido a dos huracanes/tormentas, me forzaron a llegar dos dias tarde al entrenamiento y casi cancelaron mi vuelo de regreso. Me acuerdo de que tuve gripa, luego bronquitis, y luego se me quito. Recuerdo que habiamos varios enfermos en el entrenamiento, pero en aquel entonces la preocupacion no era la epidemia (soon to be pandemia) sino lo que iba a pasar con nuestros vuelos, y que el entrenamiento iba muy rapido y era muy complejo. Recuerdo finales de Febrero, y los murmullos en la oficina.

Muy fractalmente, el tema en Holanda reflejo el resto del mundo. Primero era China (luego Asia, luego el norte de Italia) el problema. Los otros. Pero la vida seguia normal. Luego el problema era localizado, en Noord Brabant nada mas. Se sugeria que los negocios en esta provincia consideraran dejar trabajar desde casa de ser posible. Pero el 10 de Marzo se implementaron medidas mas estrictas en NB: cierre de restaurantes y lugares similares, cancelacion de eventos masivos, sugerencia de minimizar contacto social por una semana. El 12, las medidas se extendieron al resto el pais. Un dia despues, se cancelaron todos los vuelos de China, Iran, Korea del Sur e Italia. Pero la vida seguia “normal”. La semana del 10, mi jefe me pidio iniciar pruebas para verificar que estuvieramos preparados para trabajar remotamente. Como prevision. Para el 14 (mi ultimo dia de la semana) estaba trabajando en casa, como prueba piloto. Completamente esperaba estar en la oficina la siguiente semana. Nunca se dio.

Hace dos semanas, como se dice coloquialmente en ingles, “the shit hit the fan.” En Mexico diriamos “cuando valio madres.” El anuncio de la cancelacion de vuelos, en conjunto con la confirmacion del cierre de universidades el fin de semana del 14 y 15, puso al pais en un estado de alerta muy diferente al que anteriormente se respiraba. Ese fin de semana, algunas tiendas agotaron su stock de algunos productos, como pasta y arroz. A principios de la semana del 16 las tiendas tenian un severo problema de desabasto – ni siquiera habia papas. Para el final de la semana, mi trabajo anunciaria cerrada la oficina. Y las calles cayeron en un silencio como raramente habia visto – y claro, no tengo mucho tiempo viviendo aqui, pero jamas habia visto tan poca gente fuera, viviendo. Practicamente todos los negocios, cerrados. Y una sospecha permanente en muchas personas, mas alla de medidas precautorias: no solo se guarda la distancia fisicamente, sino a un nivel mucho mas profundo. Como expat, definitivamente siento una desconfianza en un buen porcentaje de las personas que se cruzan conmigo.

Y aun asi, hay un segmento de la poblacion que se rehusa categoricamente a tomar cualquier medida, al punto de burlarse abiertamente de ellas. En el super, un par de muchachos que estaban comprando en el mismo pasillo que yo tosieron (en esa manera fingida y exagerada) justo cuando decidi cruzarlos para seguir mi camino. Ante los primeros dias de primavera (que han sido, coincidentalmente, los primeros dias soleados del año) la gente salio en masa a las playas, los bosques, los parques. A disfrutar. Esto apenas ocurrio el fin de semana pasado, y el Primer Ministro critico duramente estas acciones – invocando una alerta de emergencia a todos los telefonos moviles del pais, recordando evitar el contacto cercano con otros, las reuniones con mas de un par de personas, y la consignacion a no salir de casa si se tienen sintomas de enfermedad. Como referencia, esta alerta, en el año y medio que llevo aqui, solo la he recibido una vez al mes, como prueba de que aun funciona.

El PM tambien se dirigio a la nacion en cadena nacional, algo que no ocurria desde la crisis petrolera de los 70s. El rey tambien decidio dirigirse a la nacion esta semana pasada. Alcaldes y el gobierno federal estan discutiendo la posibilidad de implementar toque de queda nacional, algo que se ha implementado ya (con mayor o menor popularidad) en Italia, Francia, y Alemania. El espiritu dutch esta realmente en contra de esta medida; en general, la gente, simplemente, no lo quiere. Al mismo tiempo, la poblacion tiene deseo de seguridad, por supuesto, y hay muchas personas que no solo aceptarian felizmente el toque de queda, sino que lo piden abiertamente. Holanda no tiene, hasta ahora, los problemas que otras naciones han sufrido: aunque los numeros siguen subiendo, se ha logrado frenar en cierta medida el crecimiento, y parece que se esta logrando “aplanar la curva”:

Comparativa de contagios con y sin medidas preventivas. CDC a traves de BI.

El objetivo de aplanar la curva es, como se aprecia, evitar el colapso de la capacidad de respuesta de los sistemas de salud. Dicho en español, se busca que los contagios sean lo suficientemente lentos para que todos aquellos que sufran consecuencias graves (que requieren hospitalizacion) puedan recibir la atencion apropiada. Es un tema de recursos limitados: respiradores, medicos, enfermeras, incluso insumos tan triviales pero fundamentales como mascarillas o guantes. Cuando los contagios explotan exponencialmente, el numero de casos graves lo hace tambien, y el sistema de salud se ve imposibilitado de atender a todos esos casos graves al mismo tiempo. Es un problema que se resuelve “rapidamente” (en cuestion de semanas), pero, por supuesto, no lo suficientemente rapido para las personas que moriran por esa falta de atencion.

Holanda no ha llegado a este punto, en ninguna provincia, ciudad o pueblo. Algunas personas lo justifican por la pequeña poblacion nacional, pero hay que recordar que Holanda tiene una densidad poblacional superior a cualquiera de los paises actualmente en crisis, exceptuando Corea del Sur. Holanda comenzo con sus medidas relativamente pronto, pero es debatible si se movio notoriamente mas rapido que otros paises ahora en crisis. No creo que sea posible por ahora saber si las medidas estan funcionando, pero parece que somos, por ahora, muy afortunados en la loteria de esta pandemia. Las medidas seran revisadas el 6 de abril, para determinar si los negocios seguiran cerrados. Pero ya se anuncio una prohibicion de reuniones publicas superiores a tres personas hasta el 1 de Junio, por lo menos. El desabasto en los supermercados parece haberse abatido. La gente parece haber entendido el mensaje de quedarse en casa, si estos ultimos dias son señal de algo, y con un poco de suerte se evitara el toque de queda.

Tristemente, no tengo conocimiento de primera mano de como es la situacion en Mexico. Tengo opiniones de primera mano (lo que los historiadores llaman first hand accounts) de gente en la que confio. El sentimiento parece ser similar al que se vive aqui: una mezcla de escepticismo sobre la urgencia real del problema, y de hartazgo con el gobierno por no hacer lo suficiente. Hay dudas sobre si los numeros que se han compartido son realistas, citando la minima cantidad de pruebas realizadas. Hay apelaciones a favor y en contra de los expertos gubernamentales, de la OMS, de otros paises. Hay desabasto en los mercados. Hay miedo por los familiares de edad avanzada, o con condiciones de salud que, segun los reportes de otros paises, son factores de riesgo elevado. El pais esta parado en cierta medida: escuelas y muchos otros servicios cerrados hasta el 20 de Abril, exhortos publicos a permanecer en casa, etc. Pero tambien, hay una maravillosa determinacion a seguir adelante – explicita o implicita

Lenin decia que hay decadas en las que nada pasa, y semanas que parecen durar decadas. Estas semanas pasadas ciertamente se sienten asi. Aun falta mucho camino por delante – se predice que la pandemia dure hasta el 2021 – pero ya han ocurrido grandes cambios a nivel mundial. El impacto en el mundo laboral es sustancial: millones de empleos en pausa o perdidos, sobre todo en las industrias de servicio, viajes y hospitalidad. El FMI predice una recesion global en 2020 con un impacto al menos tan grave como la del 2008. Las olimpiadas fueron pospuestas para el 2021 (y se especula que seran canceladas totalmente). Millones de personas estan trabajando desde casa de manera exitosa, dejando en duda si sera necesario a futuro regresar a los esquemas laborales tradicionales. Han habido reportes de saqueos, acaparamiento de productos, pero tambien de comunidades uniendose para evitar que personas en riesgo tengan que salir, y apoyos de todo tipo. En el Reino Unido, se estan preparando los hoteles (si bien temporalmente) como refugios para todos los indigentes del pais. Varios paises estan recogiendo la factura de los sueldos caidos, en mayor o menor proporcion. Las emisiones de CO2 se han reducido sustancialmente. Y seguramente, en los dias que vienen, habran aun mas cambios.

Yo? Me he tenido que acostumbrar a no ir a la oficina, y a no ir al gimnasio. Yo estoy, afortunadamente, en la gloria.

Por ahora.

Memorias de la facultad: el primer semestre

Con el motivo de mi próxima titulación, “Memorias de la facultad” es una serie donde recuerdo mis días en la Facultad de Ingeniería de la UNAM.

Hace casi ya 9 años de mi ingreso a la Facultad de Ingeniería (WTF, es en serio?? NUEVE años?? Damn…) y cada vez que recuerdo aquella época, una mezcla de vergüenza y agradecimiento regresa a mi mente. Y es que, hace 9 años, yo era el más inteligente del planeta, verán. La Facultad era un mero trámite, un tope en mi camino a… bueno, no tenía muy claro a donde, pero seguro iba a llegar hasta donde me propusiera y más lejos aún. Solo era cuestión de pasar este aburrido periodo sin dormirme demasiado.

(Notese: continuo en 2020 con este post que quedo pendiente desde 2012. Me acabe titulando en el 2017, btw).

En fin, en aquella epoca yo estaba convencido que la Facultad no tenia mucho que ofrecerme en terminos de aprendizaje. Honestamente pensaba que su principal contribucion a mi vida iba a ser las conexiones que pudiera hacer para mi vida laboral (algo que, curiosamente, si acabo siendo una de las principales contribuciones, al final de cuentas, pero no de la forma que yo pensaba). Y pues, lo mas logico paso: me acabe dando de topes contra la pared conocida como “el anexo”.

Para quien no lo conoce, “el anexo” es como le llaman a la “segunda” parte de la Facultad de Ingenieria de la UNAM, ubicada aproximadamente a un kilometro de distancia, a un costado de la Fac. de Contaduria y Administracion. Pero en otro sentido, “el anexo” es mas que una ubicacion: es el filtro en el que se quedan muchos aspirantes a ingenieros, donde se imparten las clases fundamentales de la carrera (matematicas, principalmente), donde se conoce por primera vez lo que significa estudiar en la FI. Y a mi, el anexo me comio vivo en mi primer semestre.

La primera dificultad no tuvo nada que ver con calificaciones, pero si con seriedad. Uno de mis principales problemas en la preparatoria fueron las faltas (no porque no fuera a la escuela, sino porque era mi especialidad “volarme” clases para ir a fumar, o jugar ajedrez, o simplemente para demostrar que era TAN inteligente y TAN capaz que podia burlarme de sus reglas). En el primer semestre, llevaba yo una clase de Fisica que tenia asociada una clase extra, de laboratorio (algo comun en la FI pero completamente nuevo para mi, puesto que en la preparatoria los laboratorios iban integrados en los horarios de las clases teoricas). Los laboratorios venian con sus propias reglas. En el caso de este laboratorio, habia que llevar una bata (limpia y sin arrugar), habia que llegar a tiempo (la puerta se cerraba a la hora de clase mas dos minutos, y se volvia a abrir aproximadamente diez minutos despues con retardo; tres retardos eran una falta), y habia que llevar el cuestionario previo, resuelto. Ah, y tres faltas reprobaban el laboratorio automaticamente – y reprobar el laboratorio reprobaba automaticamente la clase teorica.

Yo se que cualquier persona medianamente responsable lee estos requerimientos y dice “ok, suenan razonables, y es completamente factible tomar esta clase sin reprobar”. Pero yo venia sintiendome la persona mas brillante que habia pasado por estos salones, y eso se extendia tambien a mi acercamiento a lo que era solicitado de mi. Y por lo tanto acabe con tres faltas (la ultima, muy jocosamente, fue causada por un hamster al que no sabia donde dejar) y una materia reprobada. 

A geometria analitica la abandone porque saque algo asi como 25 en el primer examen parcial. Quien se iba a imaginar que me sentia tan habil en matematicas en la preparatoria, no porque fuera muy bueno, sino porque me habian enseñado apenas una fraccion de lo que enseñaban en otras escuelas? Deje de ir a esa materia mas o menos a la mitad del semestre, y poco despues deje de ir a Cultura y Comunicacion porque “que flojera, a quien le interesa la literatura?”

A Algebra y Calculo I pude haberlas salvado. Pero para ese entonces ya habia perdido interes en la escuela, y aunque iba a las clases ya no me presente para el tercer parcial (ni el final). Acabe mi primer semestre reprobando cada una de las materias que tenia asignadas.

Ese intersemestre hable con mi papa y le dije que no queria seguir estudiando ingenieria. Mi papa nunca fue estricto conmigo; siempre tomaba en cuenta mi opinion y en general me dejaba tomar mis propias decisiones, sobre todo en temas de escuela. Pero esa vez se puso muy, muy serio, y despues de averiguar exactamente que habia pasado en el semestre (porque, hasta ese momento, el pensaba que yo “iba bien”) me dijo que tenia dos opciones: podia estudiar con el para emparejarme, y presentarme el siguiente semestre para empezar de nuevo, o irme buscando donde vivir. 

El siguiente semestre acabe esas cinco materias (y una mas, creo) con no menos de 9 en cada una. Geometria Analitica, en particular, acabe con 10. Casi veinte años despues, puedo decir que esa intervencion de mi papa fue uno de los principales puntos de inflexion en mi vida.

Gracias, papa.

Una montaña rusa en 9 meses

La ultima vez que escribi en este blog, estaba saliendo de un curso fantastico en la ciudad de Bratislava, en Eslovaquia. Llevaba algunas semanas platicando con una maravillosa mujer que parecia estar tan enamorada de mi como yo de ella, a pesar de la brevedad de nuestra relacion. En unos dias, mi hija llegaria (junto con mi ex y mi papa) a mi casa, y planeaba pasearlos tres semanas por todos los lugares que pudiera alrededor de mi ciudad. Mi teclado aun tenia acentos. La vida pintaba bonito, pues.

He pasado los ultimos nueve meses desde entonces redefiniendo muchisimas cosas sobre mi vida. La relacion con aquella maravillosa mujer paso a ser pieza central de mi vida. Me elevo, y luego me aplasto, y luego me impulso a realizar cambios dramaticos en varios aspectos. La visita de mi familia fue increible por una semana, y terriblemente incomoda las siguientes dos. Planes fueron hechos, y meses despues, terrible y sorpresivamente deshechos. Hice uso de cada hilo en mi red de soporte, al punto que (sospecho) algunos de ellos ya estan hartos de escuchar de mis problemas. Fui a Mexico de “vacaciones” y regrese con mas dudas de las que me fui. Y me doy cuenta que sigo cometiendo los mismos errores, time and time again.

Pero no he salido de este periodo sin lecciones importantes. Es mi intencion a lo largo de los proximos posts, el hacer un resumen de estas lecciones, en ningun orden de importancia particular. Ademas de lo que mencione en Junio (crear esa ventana para el Sergio del futuro), creo que es importante plasmar estas ideas para afianzarlas en mi cabeza. Me he dado cuenta que soy muy propenso a caer en mis viejas mañas, y si no hago el esfuerzo consciente de redefinir mis conductas, jamas voy a cambiar de una manera significativa. Eso tambien es un favor para el Sergio del futuro.

Si algo puedo resumir en general, es que he descubierto que tengo mas fuerza interior de la que creia. Por años lleve una vida monotona y, en general, navegando a traves del camino con el menor numero de obstaculos – a veces por deseo propio, y a veces por circunstancias ajenas a mi. Los ultimos tres años me han lanzado problemas interesantes, que me han forzado a cambiar mi perspectiva y, en ocasiones, tambien me han forzado a cambiar en general. Me siento muy afortunado por tener estas experiencias, ya que es a traves de ellas que he descubierto – y sigo descubriendo – que todavia tengo energia para mas batallas. A los 36 años, eso es un excelente descubrimiento.

La indignación es inútil

Porque soy una persona plenamente versada en el arte del multitasking, suelo trabajar (en particular cuando la oficina está vacía) con Youtube en el fondo. A veces música, pero a veces pongo los videos que me encuentro en mi camino en otras ocasiones, y que no puedo (o escojo no) ver en ese momento.

Todo eso es el trasfondo para los videos que me tope el día de hoy: policías de Estados Unidos siendo arrestados por manejar en estado de ebriedad. Y en realidad, solo sirvieron para enojarme – sé bien que los policías de ese país reciben trato preferencial de otros policías, aún en situaciones donde rompen la ley, por lo que no estaba aprendiendo nada nuevo. Tampoco me ayudaron a concentrarme en mi trabajo – en todo caso me distrajeron terriblemente, en particular porque decidí investigar las consecuencias que enfrentaron estos oficiales (spoiler: prácticamente ninguna), y me vi tentado a escribir un largo comentario en Youtube al respecto.

Y es que, es INDIGNANTE! Yo no ando por el mundo rompiendo la ley, pero da coraje que el problema de brutalidad policiaca en Estados Unidos sea tan grande que literalmente divida al país, y mientras tanto estos vatos andan tan tranquilos por la vida, no solo violando la ley, sino activamente poniendo en riesgo a otros motoristas: no es ningún secreto que un conductor ebrio causa muertes. Y encima de esa injusticia, el insulto de no tener que enfrentar consecuencias por sus actos.

Y luego… me puse a pensar. Hace un tiempo ví otro video de Youtube, de CGP Grey, acerca del concepto de ideas, específicamente ideas que nos hacen enojar, y como éstas con mayor frecuencia nos impulsan a compartirlas, y ocupan espacio en nuestras mentes más fácil que otras ideas. Y mientras estaba haciendo este coraje lo recordé, y me vi: perdiendo el tiempo por algo que me causa absoluta RABIA.

Perdiendo el tiempo, porque no estoy en posición de hacer nada para cambiar este problema. No ahora, no aquí. Más allá de la responsabilidad laboral (y no, no escribo este post en el trabajo), no está en mi alcance cambiar esto, entre otras razones porque ni siquiera resido en aquel país.

Perdiendo el tiempo, porque mi mente podría ocuparse en otras cosas. Preferentemente, cosas que sí puedo influenciar. O al menos, cosas que no puedo influenciar pero me hacen sentir bien: de vez en cuando se siente bien disfrutar un día de verano, el viento, los pajaritos, etc.

Suena ridícula, mi conclusión. “Por supuesto que es inútil tanta indignación Sergio, si no puedes cambiar algo el coraje solo te afecta a ti.” Gracias. Pero nadie nace sabiendo, y siento que hoy aprendí algo. Ojalá lo pueda incorporar a mi arsenal mental de manera permanente.