¿Porqué es importante saber de ‘la política’?

Hace un par de años me decía un buen amigo que era importante que yo le hiciera caso a “esas cosas de la política” que, por admisión propia, no me interesaban. Lo veía como un desperdicio: tenía cosas más importantes que hacer. La escuela, el trabajo, la novia, el americano… “¿A mí que me importa? Nada más pierden el tiempo y cuando algo no les parece, paran el tráfico y molestan a la gente.”

Mis amigos me comentan que, en este respecto, he cambiado prácticamente 180 grados en muy poco tiempo. Nadie se lo explica, y a la mayoría le incomoda; dicen que me he vuelto muy “grillero”, o que siempre ando “con lo mismo”, y que este tipo de conversación cansa y debería dejarla, mejor, para “otro momento”. Independientemente de que ese ‘otro momento’ parece estar agendado para un 29 de Febrero (no “nunca”, pero ciertamente muy lejos y en periodicidad alargada), me da curiosidad la reticencia que antes observaba casi religiosamente en mí mismo. Me he puesto a pensar en las razones que tiene uno para alejarse del tema, y porqué es importante evitar este alejamiento.

Primero, la raíz del problema. Cuando hablamos de “la política”, nosotros los mexicanos tenemos usualmente un cuadro mental muy definido: si no estás “metido en el negocio” (i.e. eres ya un político profesional), entonces seguramente eres un “palero”, “grillero”, “agitador”, o “borrego”. Cada uno tiene su significado muy especial, y no ahondaré en el tema porque casi todos conocemos estas palabras. En resumen: no tienes algo mejor que hacer. Te empecinas en “hacer borlote”, o te gusta “ir a la bulla”, en vez de hacer “algo productivo” – o, como le encanta decir a la gente, “ponerte a trabajar”. Las razones de esto, creo yo, se pueden rastrear a cómo la mayoría de las personas percibimos “la política” por primera vez.

En la escuela, nos enseñan los conceptos de democracia, igualdad y participación desde muy jóvenes – al menos según dicen los programas oficiales de la SEP. Sin embargo, ¿cuánta igualdad se demuestra en los salones de clase? ¿Cuánta participación se fomenta? Yo recuerdo muy bien los abucheos y minimizaciones de los alumnos considerados como “los más mensos”, así como la glorificación de “Nuestra Señora Directora”, etc. En ese respecto, ¿con qué tipo de educación política creen que se forman los niños y niñas? Y ni hablar de nuestras casas: cuando hablamos de “la política” real, la de “los adultos”, los comentarios suelen ser derogatorios – orientados a “son una bola de corruptos”, sentimiento que no es actualmente errado – o peor aún, minimizadores: “pues sí, así son las cosas… ni modo”.

¿Y qué pasa cuando salimos al mundo? La extensión de la “cultura política” en el mundo de los adultos parece resumirse en los spots del IFE para promover el voto: desde su formación, hemos pasado del 67%, al 63%, al 59% y al 64% en las elecciones presidenciales. El abstencionismo electoral es un problema tremebundo, primordialmente fundamentado en el hecho de que las elecciones mexicanas parecen ser inútiles (un hecho, a su vez, primordialmente fundamentado porque tenemos un sistema de mayoría proporcional – algo que conviene discutir a detalle en su propio post, después). Esto puede ser comprobado fácilmente con cifras del crecimiento económico – otro tema que también, insisto, merece su propio post – pero para la vasta mayoría de la gente la evidencia numérica es redundante. En su mayoría, el ciudadano mexicano está tan jod– ahem, tan amolado – como lo ha estado siempre.

Esta inercia socioeconómica, por ponerle algún término rimbombante, codifica en nuestras mentes que eso de “la política” es una inutilidad. ¿Qué caso tiene “ir al borlote” (llámese este una marcha, elección, o incluso una discusión amistosa) si nada va a cambiar? La inercia, aparentemente, genera más inercia.

Por otro lado está la parte de corrupción de nuestros representantes. La vasta mayoría de los mexicanos aceptamos como un fact of life que los políticos son corruptos, aunque esta sea una idea nebulosa que no necesariamente está fundamentada en evidencia. Es un “feeling”. Una de esas cosas que “se saben”. Lo escalofriante es lo certero que es este sentimiento. La evidencia es vasta y diversa: los representantes plurinominales (donde el problema no es tanto el concepto, sino la implementación), el maluso de recursos públicos, el descarado cinismo (o tal vez indiferencia) de “las autoridades” ante el sufrimiento del pueblo… aunque esto, debo reconocerlo, no es ajeno de la población en general. Al ciudadano promedio de Ciudad Juárez poco le importa el “indio” tarahumara de su propio estado; mucho menos a un “Godínez” cualquiera del DF.

Después de alienar a la mitad de los lectores (o causar una explosión de pestañas con tanto link), creo que quedan claras las razones de este desentendimiento general del tema. Más al punto: ¿Porqué es importante “meterse” en el asunto?

Y que conste, no hablamos de lanzarse por un puesto de elección popular, aunque no es cosa del otro mundo. El punto es: ¿en qué nos beneficia una participación más activa en los temas del ramo político? La respuesta es sencilla: porque el valiente vive hasta que el cobarde quiere. ¿Porqué tenemos políticos tan corruptos y tan cínicos? Fácil: porque los dejamos. ¿Porqué se derrochan cantidades tan obscenas de dinero en banalidades, una y otra vez? Porque han aprendido que poco se les cuestiona. ¿Cómo logran pasar leyes y reformas tan terribles (escoge aquí tu ejemplo)? Porque nadie protesta, porque los seguimos votando (o dejamos que los voten) en sus puestos. En resumen: porque no participamos.

Dice Fernando Savater (via Denise Dresser) que “El ciudadano favorito de las autoridades es el idiota” y habla con una boca llena de razón, como dijera mi madre. Así nos quieren: idiotas. Desinformados. Apáticos. ¿Ya estuvo bueno, no?

Hay muchas maneras de participar: ir a marchas, sí, pero también fomentar la discusión de estos temas en los hogares y con los amigos, el tomar el voto como una responsabilidad cívica, y no como una molestia o algo que “a mí no me toca”. Recordar que no son “las autoridades” aquellos que se encumbran en su “poder”, son servidores públicos, representantes de la voluntad popular. Estudiar bien estas palabras: servidor no es derogatorio, y la voluntad popular no significa que todo tenga que ser un referéndum. Recordar lo que (supuestamente) enseñan desde la primaria: que todas estas cosas son nuestro derecho, y más aún, nuestra obligación como ciudadanos.

Sí, dije obligación. No porque no seamos habitantes de la Sierra quiere decir que el destino de los que sí lo son nos es ajeno. Todo nos afecta: así funciona nuestra economía, y nuestra sociedad. Si mi hijo o hija atienda una escuela particular no me exime de las particularidades de la reforma educativa. Si yo ando en bicicleta, no significa que no me afectan los resultados de la reforma energética. Y sí, hay mejores expertos que yo en el tema; pero eso no quiere decir que no pueda aprender más, entender mejor el tema, y opinar acordemente. La postura de “I got mine” (algo así como “yo ya tengo mi trabajo/casa/familia/salario, ¿a mí que me importa?) únicamente lleva a que, eventualmente, dejes de tenerlo.

De otra manera, estamos condenados a más de lo mismo.

La SOPA y otros condimentos

Pues formalmente acabo mi protesta, después de 100 (?) horas de blackout. Bueno, digamos que lo quise dejar unos días… y ya perdí la cuenta 😀

Si a alguien le interesa aún leer *porqué* hubo un blackout en sergiob, con todo gusto dejo el link.

Pero la SOPA no fue lo peor que me pudo pasar esta semana. Nop, lo peor que me pudo pasar esta semana fue una taza de café… mejor dicho un termo… que acabó bañando mi lap. Sí, mi nueva lap. Esta secándose en estos momentos allá en la oficina; veremos mañana si todavía funciona. Y si no, como dice Homero… vuelve a crecer, no? O la volvemos a comprar :3

En fin… en otros temas estoy preocupado porque me la vivo cansado y no sé porqué. En serio, en las mañanas voy manejando a la chamba y tengo un sueño… después de 6, 7, 8 horas de sueño! Esto no me pasaba en la facultad. Igual no me estoy tomando mis vitaminas… ah, pero que tal en la noche, eh! Bloggeando y toda la cosa.

Otra vez dejé un poco abandonado estos lares del blog. A ver si a partir de mañana cambio las condiciones. Conocí un nuevo blog que me llamó mucho la atención, curiosamente de un link en twitter. Ahí lo pueden ver ustedes en el blogroll (un poco más abajo a la derecha, si estan leyendo este post como el primero).

Saludines… ya no tomen café si no saben aguantar los efectos… XD

Sueños

Pienso en tí y mi mundo se ilumina.

Sé que no eres para mí, sé que hay mejores opciones. Veo mejores opciones a diario. Pero no me importa; te veo y mi mundo se ilumina. Es como esas cosas que te pasan cuando ocurren, y por más que quieres alejarte, no puedes. No es cuestión de ética, ni de valores; es algo más visceral. Tenemos experiencia previa, pues. Y eso, a veces… cuenta más que lo que en verdad deberías tener en tu vida, por derecho y por honor.

Podría escribir sonetos en tu honor, pero no sería sano para ninguno de los involucrados que lo hiciera. La gente puede verlos y pues… se darían cuenta de mi hipocresía. Porque ya te he abandonado antes. Y no me malentiendas; te puedo abandonar de nuevo. Pero cuando estamos juntos, todo es más… rico. Jugoso, en cierto sentido. Vienes justo como me gusta, preparada con todos los proverbiales pelos y señales que me hacen vibrar. Es algo mágico, cuando estamos juntos.

No sé bien ni porqué escribo esto, salvo tal vez porque hace poco nos vimos nuevamente y mi mundo se iluminó de nuevo.

Me encantas, eres todo lo que busco en alguien como tú…

Nunca te vuelvas a alejar. Te he extrañado…

…gnomo.

Ideas incompletas

Por trabajo, compromisos, presión interna, pánico escénico, etc., me he visto en la penosa situación de comenzar ideas de posts en los últimos meses… y dejarlas así. Comenzadas, sin finalizar. Tres diferentes posts sin relación, oficio ni beneficio, buscando expresar alguna idea que fue interrumpida por “la vida real” y nunca encontraron salida.

Entonces, me tomaré este post para completar (hasta lo que puedo entender de aquellos bosquejos, a veces cortados a media oración) aquellas ideas abortadas en su tiempo:

1) Tres.

Tres malditas periplaneta americana (magnificos ejemplares, he de decir) me visitaron en algún punto de Abril de 2010 — el mismo día. A colación, una de sus primas decidió unirse a la fiesta unas semanas después, ocasionando una involuntaria reordenación de mis cajones del closet (iugh! Tocó mis hojitas de colores!!!). Las pequeñas visitantes me dejaron buenos sustos, amargos recuerdos y un gran desea de contratar a RAID como patrocinador oficial de sergiob.org (ahora en el puerto 800!).

El conteo:

1 en el lavabo (iba yo llegando…)
1 en el cuarto, antes de apagar la luz (zapatazo).
1 en el cuarto, después de acostarme (visible por el reflejo de la tele en el suelo).

Y luego en mayo:

1 en el cuarto (y se metió a los cajones. ASCO).

2) Karma

He de decir que no tengo la mas mínima idea de a qué quería llegar con este post, pero la verdad es que viene muy al caso considerando lo que me ha pasado últimamente. Debería decir, “nos” ha pasado. Días difíciles. Poco sueño. Mucha tensión. El punto es, ¿hice algo mal? ¿Estamos pagando por adelantado algo?

Ah, pero esto me permite escribir acerca de las curiosidades de la vida. Me parece interesante que hay cosas que en un momento deseas y añoras, y en otro momento ni siquiera te parece congruente que eso vaya contigo. No en algo en particular… o mejor dicho, en varias cosas en particular, que no vale la pena especificar aquí. Pero no deja de ser curioso.

3) Seis meses

Hace tiempo, eso tenía referencia a un seminario que nunca se dió, y poner un par de posts y cosas así. Hoy, ya no es así.

Hoy es el símbolo de lo que viene. El objetivo, la zanahoria que últimamente he estado persiguiendo.

En seis meses, nos tienen que autorizar. En seis meses, tenemos que estar contratados. En seis meses… podré empezar otro camino.

Estoy dando los pasitos, poniendo los cimientos. Y no estoy solo, así que tanto estoy apoyado, como sé que dependen de mí otras personas. Veremos si el destino no se ríe nuevamente de mis planes 🙂

Creo que ya estoy al día.

Debo agregar:

ASCO!!!

Del amor y otras menudencias

Hay curiosos momentos en la vida en que es necesario preguntarse: ¿Qué es esto? ¿Estoy en Marte? ¿Son, acaso, todas iguales?

La lógica de las chicas es algo que me pareció siempre, por ponerlo en términos ingenieriles, “lógica difusa”; es más, se meten conceptos de mecánica cuántica, como el gato de Schrödinger… ya saben, aquel que al mismo tiempo puede estar vivo y muerto, dependiendo de la perspectiva (y si algún físico teórico me está leyendo, disculpen pero hay que simplificar esto). Es curioso que solo en la mente femenina se puede concebir que al mismo tiempo estés bien y mal, que algo sea y a la vez no lo sea… incluso situaciones no opuestas, pero que en cualquier otro contexto sería mutuamente excluyentes.

Pero bueno… eso ya lo sabíamos. Creo que cualquiera que lea esto está consciente de mi teoría de la X (polémica, aunque en mi opinión certera), y aunque me tilden de loco o misógino (o loco misógino, aunque sea asexual la X) mis opiniones son bien conocidas. Hasta hace poco hubiera podido aceptar que podría ser mi simple “vuelta en la feria” la que hablara por mí, que mis experiencias – muy personales y subjetivas – daban tamaño y forma a mi opinión. Y luego platiqué con un amigo.

Mi amigo (que por practicidad y anonimato le llamaré Juanito) viene saliendo de una tormentosa relación, sin duda con sus altos y sus bajos… pero tormentosa sin embargo. El sería el primero en indicar que fue, a todas luces, una relación que le cambió muchas perspectivas. Y una de ellas, y que tangencialmente me cambió las mías, fue la experiencia de las reacciones de su ahora ex ante las vivencias que pasaban. Mientras más platicamos (de forma independiente, he de recalcar) más nos damos cuenta que las chicas deben venir con un chip preprogramado de la misma fábrica, con algoritmos idénticos y un banco de respuestas muy similares… Por ejemplo, como reaccionan ante una eventualidad que nos impide reunirnos con ustedes (i.e., horrible), aunque su reacción cuando ustedes son las de la imposibilidad es completamente diferente (“es que no comprendes!”); y, por supuesto, Dios nos agarre confesados si se nos ocurre puntualizar esta discrepancia (“o sea… vas llevando cuentas?!”).

Por supuesto, que esto bien puede ser un caso de X-Y en vez de chicas-chicos.

Hoy estuve releyendo un tramo de “Un mundo feliz” y recalcan algo que reverberó en mi interior. Casi al final, el “malo que en realidad es bueno pero para propósitos prácticos diremos que es el malo”, Mustafá Mond, está platicando con el “noble héroe de nuestra historia”, el Salvaje John. Mustafá le comenta al Salvaje, que ha vivido toda su vida en una reserva, aislado de la civilización, que en el pasado Dios era algo muy importante entre los humanos. Incluso le indica porqué: cita a algunos filósofos  que comentan que Dios se vuelve más trascendental conforme el hombre pierde sus “juegos infantiles”, sus “diversiones de juventud”, etc. Mustafá comenta que, en su sociedad, esto nunca se pierde (puesto que han descubierto la forma de eliminar la vejez) y, por tanto, Dios pierde su importancia, al punto de ya no ser un elemento en la sociedad ni la mente humana.

Y, qué resonó? Pues simple: algo similar pasa con el amor (y no, no hablo de los enamoramientos… hablo del amor), el matrimonio, los hijos.  Creo que mientras somos jóvenes, tenemos “libertad”, podemos “disfrutar la vida”, estos temas pasan por nuestra vida solo cuando escuchamos que algún amigo descarriado se casó, tuvo un hijo, etc. Jamás nos detenemos a buscar a esa persona especial, e incluso podemos dejarla pasar aunque pase enfrente de nosotros, nos sonría y nos brinde un pastel de chocolate (aunque yo personalmente prefiero un buen flan).  En ocasiones no solo la dejamos pasar, sino que activamente la ahuyentamos, porque… pues porque la vida es corta, y *me están deteniendo!*. Sí, se dan los casos (3 confirmados, en mi experiencia).

Conforme avanzamos en la vida – trabajo, responsabilidades, más dinero pero menos tiempo, más juguetes y menos diversión – nos damos cuenta de que, tal vez, haya algo más allá afuera. Ponemos más atención en aquella amable chica que nos trajo el café, o el guapo chico de la oficina, y pensamos “hmm. Tal vez, solo tal vez…”. Y va creciendo el sentimiento. Si tenemos la suerte de contar con una relación, las cosas se van escalando, vamos haciendo planes, nos mudamos juntos, tal vez boda, hijos, etc. Y descubrimos otro tipo de “libertad”, otra “felicidad” de la que nos platicaban pero no nos la creíamos. Y sí, algunos descubrimos que es horripilante y no tiene nada de bonito, pero no todos. Otros descubrimos la belleza de todo ello.

Tal vez, no se trata de que la nueva generación ya no cree en el matrimonio (como he pensado últimamente). Tal vez, solo tal vez… se trata de que la nueva generación tiene más tiempo para jugar y divertirse antes de que se marchite la rosa y descubramos el resto de la vida. En cuyo caso, solo tengo que aguantar… un poco más…

Quizás, quizás, quizás…