En el décimo aniversario de su publicación original, y gracias a la pasada feria del libro en Minería de la FI, tuve la oportunidad de adquirir la edición en español (ed. Ediciones B, colección Byblos) de la excelente y ya clásica obra de Neal Stephenson, i.e. “Criptonomicón”. Es un libro que ya había escuchado nombrar y alabar durante varios años, y que se recomienda como lectura obligatoria para cualquier geek en formación (o ya formado, por supuesto) que aspire a entender muchos aspectos de la cultura a la que pertenece, o en su caso de disfrutar una expresión bastante interesante de la misma.
Esta editorial, española, decide dividir el masivo libro (918 pp) en 3 tomos, utilizando puntos relativamente críticos en la trama como divisores (aunque se puede argumentar que fundamentan esos puntos como cambios críticos, considerando que la división es prácticamente equitativa). Esto, he de decirlo, es bastante bueno; permite cargar con un pequeño libro de bolsillo en vez de la enciclopedia que es el tomo unificado. Otro punto bueno es que no se utilizan terminos netamente españoles, como “ordenador” o “fichero”; “computador” (hubiera sido bueno ver la ‘a’ al final) y “archivo” funcionan bastante bien.
Es un libro… curioso. Para empezar, tiene requisitos previos (o como dijeramos en la facultad, está seriado): se necesita un cierto entendimiento de computadoras, matemáticas, e incluso de la cultura geek en sí, para poder disfrutar completamente el libro. Para muestra un botón: el primer libro, apenas en las primeras 50 páginas, ya comienza con una divertida discusión acerca de ciertas funciones Z que producen resultados interesantes, completa con las respectivas fórmulas anotadas, y como esto nos lleva a puntos importantes en la teoría de la información (con la ayuda de un personaje tan importante en esto como es Alan Turing, una de las muchas figuras reales que se ficcionalizan en el libro). Puntos curiosos como la habilidad de algunos de sus protagonistas (informáticos, por ejemplo) de desarrollarse de forma “normal” en el contexto de las normas sociales tradicionales es un detalle que le agrega mucho a la obra, y permite al lector (si eres como yo) realmente conectarse a otro nivel con el libro. La historia es sencilla, la trama con ciertos cambios que, de forma abstracta, no son completamente inesperados, pero la forma de relatarla del autor – mediante cambios constantes de contexto – permite perderse un poco en los detalles, lo cual no es para nada malo.
De manera personal y sin tanto rodeos, a mí me encanto el maldito libro. Es de esas historias que te envuelven sin que te des cuenta, me la pasé a ratos leyendo completamente abstraído en el texto, riéndome solo (lo cual causó más de una mirada perpleja de la gente a mis alrededores) y pensando “wow, este tipo está en mi cabeza!”. En ciertos aspectos, lo lees como si fuera algo que hubieses querido expresar, pero nunca pudieras haberlo hecho tan bien como el autor. En fin… quisiera decir mucho más de este libro, pero solo puedo terminar por recomendárselo a todo el mundo, y decir que en lo personal es uno que va a la pila de los favoritos… bueno, los 3 ‘episodios’.