De la reforma energética

Varios meses de no publicar y la primera entrada es de política… the times, they are changing. En fin.

Con toda la publicidad que el gobierno federal parece empecinado en zambutirnos en nuestros cerebritos, no puedo sino evitar reírme de la ironía entre las posturas que han tomado, con ni siquiera 6 meses de diferencia, ahora que salió esto de la reforma energética.

El discurso general de la reforma energética propuesta por Enrique Peña Nieto – y que es claramente visible en los múltiples promocionales al respecto – parece ser que, para tener una industria petrolera exitosa, o moderna, o redituable, o sustentable, o $adjetivo_de_moda, es imprescindible:

1) La inyección de fuertes capitales mucho dinero para la búsqueda/validación de nuevos yacimientos, y para la adquisición de
2) Tecnología extremadamente avanzada

Y, por supuesto,

3) Los puntos anteriores no pueden salir del propio territorio/intelecto nacional.

Me parece extremadamente curiosa esta perspectiva. Para empezar, el aspecto de la tecnología podría ser desarrollado in-house. Ellos mismos me han hecho creer esto; hace no más de 6 meses, este mismo gobierno federal dijo que:

– “Tenemos premios Nobel – entonces sí se puede.”
– “Fuimos capaces de construir una de las ciudades más grandes del mundo sobre el agua, la Ciudad de México – entonces sí se puede.”
– “Tenemos las ideas y las ganas para transformar al país.”

A ver… entonces sí tenemos la capacidad de realizar grandes obras y avances científicos. dónde sacan que no vamos a poder generar nuestra propia tecnología?

Ah claro. Del asunto del dinero. Pero ahí también hay grietas tremendas en el razonamiento. La corrupción de Pemex, por ejemplo; un tema viejo y de conocimiento mundial, en donde se han prometido cambios que nunca han llegado. Ahí podrían generarse ahorros. Ahorros sustanciales: al menos $434,000,000,000 MXN en un solo año, aparentemente. Queda por discutir cómo es que la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación saben esto pero se vuelve un tremendo secreto a la hora de que nuestros estimados políticos hablen de los problemas de Pemex, o porqué estas instituciones no tienen los “dientes” para acabar con el problema, pero no me quiero desviar.

También hay ideas radicales y de corte, digamos, “revolucionario” (como que suena a algo que le gustaría a un “Partido Revolucionario”, no?). Por ejemplo, la idea de Andrés Manuel López Obrador de reducir los salarios de los altos funcionarios del gobierno. Decía el señor que se ahorrarían unos $300,000,000,000 MXN por año; Felipe Calderón dijo que serían más bien unos $1,000,000,000 MXN. De cualquier manera… a mí me suena a que esos mil millones de pesos (por tomar el extremo bajito) financiarían sin problemas un buen de proyectos de investigación, no? Digo, si el presupuesto del Conacyt es de unos $26,000,000,000, el estimado del ex-presidente representaría un aumento de 3.8%. Ahí casi vamos con el PIB!

Aquí cabría un momento para ponderar si es justo que nuestros legisladores ganen tanto dinero o si podrían sobrevivir a un corte del 50% de su sueldo (un diputado debería sobrellevarla con apenas $38,000 al mes, por ejemplo – sin contar con los estímulos de $45,000 de asistencia legislativa y los $28,000 de atención ciudadana, o a la mitad cada uno… digo, depende de cuánto queramos ahorrarle al asunto). Ahí tú dirás.

Me voy con una cita más del video de promoción. De verdad que sí me llegó.

“Somos México, tenemos una firme convicción: sí se puede.”

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