Como aquellos que me conocen saben, tengo una cierta costumbre de trabajar de noche. Es fabuloso para mí: nadie me molesta, no molesto a nadie (salvo por el ruido del teclado), avanzo muy rápido, la red está especialmente fluida… todo conspira para que sea mi horario de facto. Evidentemente, como me encanta la música, suelo traer puestos mis audífonos – los muy fantásticos MDR-NC7 de Sony, altamente recomendados por cierto – y evidentemente no escucho absolutamente nada de lo ocurre afuera.
Por ello, no me dí cuenta del problema inmediatamente.
Hoy en la tarde noté que tenía mucho calor. Esto es anormal en mi cuarto: desde que sergiob se mudó a Amazon, no existe un equipo de cómputo con su CPU al 100% todo el tiempo (y por ende, con ventiladores a máximo), lo que reduce muchísimo la temperatura – sin mencionar el gasto de luz eléctrica. Pero recuerdo bien la sensación… total que encontré las mismas condiciones, y me sorprendió mucho. Tenía la televisión prendida, y bueno, no me dí cuenta al inicio que los ventiladores zumbaban al máximo, prácticamente gritando “wey! Pon atención!” Llegó la noche y el calor continuaba. Con los audífonos, el ruido hubiera sido evidente – pero, afortunadamente, Elena marcó por teléfono. Y esto me forzó a quitarme los audífonos, a escuchar el ambiente… y a notar el tremendo ruido que causaba mi compu. Windows no viene con un monitor de recursos incrustable en la barra de tareas – como lo permite GNOME – de manera que no puedo echarle un ojo permanente a los recursos. OK, pero no es culpa de Windows, enteramente.
Un rápido vistazo al administrador de recursos dió con 3 aplicaciones que, alternadamente, se jugaban entre el 25% y el %60 de mi procesador. El primero es iTunes: viejo conocido de los problemas de CPU. El segundo fue Tweetdeck: entendible en que es Beta, aunque… qué demonios tiene que ocupar tanto CPU una estúpida aplicación que en resumen es un RSS reader? Ah, las maravillas de Adobe Air. El tercero, sin embargo, me sorprendió tremendamente: Windows Live Messenger.
Así es. El ubicuo mensajero, que solía ser de los programas menos demandantes (algo que contribuyó tremendamente a su adopción generalizada, por cierto – aquellos usuarios de Yahoo! Messenger o ICQ en los viejos días sabrán a lo que me refiero) – ahora resulta que es un hoyo negro para los recursos de mi sistema. Una ligera investigación reportó que, efectivamente, WLM 11 tiene un grave problema de recursos – relacionado con la “Vista completa”, donde permite recabar información de diferentes redes sociales. Al parecer, esta tarea acosa terriblemente al procesador, causando picos constantes que, a la larga, conllevan un aumento de temperatura, y todos los problemas que esto último ocasiona.
La mejor solución? Cambiar a “Vista compacta”. Por supuesto que se pierde el componente de redes sociales: pero francamente, prefiero enterarme de algo por las alertas del correo de Facebook, a que mi compu se muera prematuramente. El calor es un terrible asesino, como cualquier persona involucrada en soporte técnico puede asegurarles. Terriblemente efectivo, y lamentablemente fácil de evitar – si estamos dispuestos a controlarlo. Es por ello que me encanta mi panel de monitoreo en Debian, es por ello que pagaría buen dinero por un panel similar en Windows. Realmente lo vale.
Un último tip: otro posible problema de WLM 11 son los anuncios. Un anuncio mal programado (y créanme, los hay) puede inducir el mismo comportamiento excesivo de recursos. Así que ya lo saben: poco y bueno con el Messenger.