De hackers, crackers y editores flojos

Andaba navegando por el twittverse cuando me encontré con una nota referente a la psique de los ‘hackers’. “Fabuloso,” pensé. “Una deconstrucción de los clichés referentes a los intrusos informáticos.” Ja. Ja. Y más ja.

La joyita más importante está a la mitad del artículo:

Las ganas de explorar son el combustible por excelencia y muchos solo quieren romper los sistemas a los que ingresan. A estos la mayoría les dice hackers, pero el término adecuado es crackers. Suelen hacer colapsar servidores, infectar computadoras, entrar a zonas restringidas y crear botnets, es decir, ‘ejércitos’ de computadores ‘zombies’, que hacen lo que ellos les ordenan, como atacar un sitio web.

Yay! Paz y buena voluntad a los hombres de eltiempo.com! Excepto que, no. En el siguiente párrafo:

El nacimiento de Anonymous, la organización de hackers que en su momento hizo colapsar páginas de la talla del FBI o de Visa y MasterCard[…]

Ex-fucking-cuse me? Buuuu al editor!!!

Ese es el maldito problema con estos artículos. Preservan conceptos erróneos, y tergiversan el significado verdadero de las palabras. Primero, que un “hacker” es un cuate que sabe utilizar herramientas para vulnerar sistemas. Nel, mil veces nel! Conozco pocos hackers en persona (el equipo completo del Giraffe Chapter califica) pero sé bien quienes *no* son hackers. “Tirar” un servidor no te hace hacker. Sacarle la contraseña de red inalámbrica al vecino tampoco. Y borreguear, menos. Lo que más me molesta, supongo, es que los verdaderos hackers ya no tienen término. “Gurú” no hace justicia: hay gurús que no producen soluciones (i.e. “hackear”). Tampoco “experto”; muchas personas utilizan la etiqueta cuando no tienen el mínimo derecho a ella, y la vasta mayoría son consultores – donde lo que menos se hace, es hackear. Cobrar, eso sí; hackear, terriblemente poco. Y, obviamente, los que verdaderamente merecen la medallita salen perdiendo – porque en el miasma de las TIC (creo que me siento sucio nomás de escribirlo) es difícil distinguir a los elementos valiosos. Bueno, a veces hasta es difícil distinguir a los competentes…

Segundo, que Anonymous es una organización. Esto es un problema ligeramente más grave, porque preservar esta concepción es precisamente el problema de aquellos que pelean contra sus ataques. Creen que hay líderes que derrocar, sistemas centrales que neutralizar, herramientas que identificar. El LOIC es *una* de muchas. Aquí unas cuantas, apenas para DDOS. Y en realidad, ninguna es una “herramienta Anonymous”; mañana sale un plugin para que sirva para XSS, y presto – otra más al arsernal. Arrestan a 7 miembros; 70 más salen de salones de clase, cubículos de oficina, etc. Apagan 3 servidores IRC; mañana publican otros 10 – incluso en otro protocolo, tal vez más seguro, tal vez menos detectable. La inercia y el conformismo de los “expertos” en seguridad es lo que preserva su fuerza.

Quieren derrotar a estos “hackers” y su “organización”? Empiecen a formarse una imagen más propia de lo que en realidad son. El grueso, script kiddies. O acarreados. O ambos. El “miembro” promedio de anonymous no es más hacker que el pajarito de Homero. Y dejen de pensar que están viviendo su propia versión de “Takedown”. Fortalezcamos nuestros sistemas; hagamos consciencia de seguridad. Invirtamos (sí, ni modo) en equipos, si no tenemos el expertise para cubrirnos. Véanlo de esta forma: Anonymous es el equivalente digital de las marchas que acongojan nuestras ciudades casi diariamente. Sí, hay marchas estúpidas. Sí, nos joden la vida a todos. “Use vías alternas” es el credo, no “atropéllenlos a todos.”

Y sí, el próximo miembro de Anonymous que me demuestre que tiene “ganas de explorar” será el primero. La mayoría ni siquiera prueba las múltiples opciones de las herramientas 🙁

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