Porque ya ha pasado mucho tiempo

… sin que te diga lo mucho que te amo…
… sin que te diga lo mucho que te extraño…
… sin que te diga lo mucho que te respeto…
… sin que te diga lo mucho que te añoro…
… sin que te diga lo mucho que lo siento…
… sin que te diga lo mucho que cambiamos…
… sin que te diga lo feliz que estoy…

Un día de estos, me voy a ir de la faz de la tierra y voy a lamentar no haber dicho todas esas cosas. Supongo que ahora es tan buen momento como cualquiera. Lo curioso es que cuando uno piensa en el posible receptor de estas frases, lo primero que te imaginas es a tu familia, o tu novia, o tus amigos (y vaya que estuve pensando en qué orden poner esos grupos)…

Jaja, bueno, qué carajos estoy diciendo? Si me muero no voy a lamentar nada. Tal vez mientras me *esté* muriendo. Pero ya después… bah. Te vuelves parte de la conciencia merol y listo. No voy a lamentar nada – si acaso voy a descomponerme sin gracia. Ni gracias 😛 Pero está interesante contemplar que, como con todas las cosas, la procrastination está a la orden del día. Y… pues bueno, supongo que sigo haciéndolo.

Hoy fue un lindo día, de hecho. Sol brillando, pájaros cantando, la gente alegre y poco tráfico. Pasó algo interesante en el camino: no subí de 80 km/h. Fuí a comer con Tona… no, momento. Fuí a comprar una memoria RAM que en un capricho quise conseguir yayayayaya y de paso dejé a los pobres becarios a quienes les estoy dando clase vestidos y alborotados, la tercera clase acortada en 6 días. Digo, finalmente ya acabamos el material que ibamos a ver, pero… aún así me siento. Hmmm… sucio? No. Irresponsable? Tampoco.

Ajá! Socialmente inadecuado. Tona tuvo que aguantarse el hambre (bueno, no completamente. Comió unos cuantos Trix en el camino), y todo para que el estúpido Best Buy no tuviera el DIMM que quería. De regreso pudimos conseguirlo, aunque fue imposible utilizarlo – mi Debian está a 32b. Lo cual, por supuesto, redituó en que Javier me hiciera una USB booteable. Que… no funcionó. Creo que ni las gracias le dí.

Hmm. Tal vez no estoy hilando ideas adecuadamente. Aparentemente el sueño es un recurso valioso.

Dejémoslo así: llevo una semana viendo Breaking Bad desde el principio. Culpo a las arañas.

Un olímpico

A mí jamás me ha gustado el futbol.

Bueno, ni siquiera le digo futbol (o fútbol, como dijeran algunos). Es siempre soccer. Y es que no tiene en mi parecer todo lo que define a un deporte: no hay gran demanda física (salvo para los mediocampistas), no hay grandes golpes, heroísmo físico de sobreponer dolor, cansancio y fatiga extrema; vamos, no tiene pasión. Y es evidente que el punto será rebatido incansablemente – digo, el término “pasión futbolística” prácticamente viene en la sangre en el mundo, y qué decir de mi país de México.

Mi deporte, durante toda mi vida, ha sido el futbol americano. Tan es así que he ido a todos los partidos que se han realizado en el país, incluyendo más recientemente el primer partido de temporada regular realizado fuera de los Estados Unidos: el 2 de Octubre de 2005, entre San Francisco y Arizona. Fue un día interesante por muchas razones: primero que nada, el aspecto histórico del partido (y, hasta la fecha, el récord de asistencia: una impresionante cifra de 103,467 almas en el Azteca); por supuesto cuenta también la fecha en que se realizó, muy dolorosa para México; y también, algo olvidado, queda que ese día la selección Sub-17 de México ganó su primer campeonato mundial, 3-0 contra Brasil en el mundial de Perú 2005. Recuerdo muy bien que, durante los calentamientos de los equipos en la cancha, el estadio se prendió tremendamente al anunciarse por los altavoces que México anotaba su segundo y tercer goles, así como cuando anunciaban el pitazo final del partido. Por supuesto que también recuerdo como la cancha comenzó netamente pro-San Francisco, y cómo los Cardenales fueron poco a poco ganándose a la afición con mejor desempeño en el campo (que, contra esos 49s, francamente no era gran hazaña), pero, curiosamente, se me queda bien grabado cómo el país (o al menos la muestra representativa que teníamos en ese estadio) se encendió con la noticia de sus chamacos campeones.

Total que 6 años después esos chamacos ya están en la mayor o consiguiéndose chicas trabajadoras en Perú, pero también se juega otro mundial Sub-17 (o U17, como le dicen fuera de América) donde México está tanto de anfitrión, como compitiendo. Y hoy tuve el gusto de presenciar un partidazo, donde los mexicanos acaban (hace unos minutos apenas) de reservarse un boleto en la final, contra el equipo de Uruguay. Pero, qué partido se aventaron.

Previo al encuentro la noticia era que Alemania, como favorito del mundial, presentaría una importante experiencia de aprendizaje para el equipo mexicano, quien por supuesto saldría con todo a la cancha. Traducido al español: muy probablemente nos madreen, pero hasta de eso se aprende. Y la verdad es que los alemanes, por lo que mostraron en el partido, verdaderamente son una selección imponente: de entrada el perfil físico, pero también su técnica son cosa de cuidado. Y México, aunque muy aguerrido y con ventaja de local, sería meramente un tope en la coronación de la selección europea.

La perspectiva cambió al minuto 3, con gol de Julio Gómez, aunque los alemanes rápidamente corrigieron en el 10 y aparte se fueron adelante en el 59, momentos después de que Gómez y Jorge Espericueta se combinaran para esta jugada al minuto 53:

Tiro a gol de México. ¡Parecía el segundo! Julio Gómez desbordó por la derecha y centró con potencia; Bueno no logró rematar pero tocó atrás para Espericueta, que pateó de primera, y el arquero alemán voló para salvar sobre la línea.

Y pues ahí quedaba: México jugó bien, pero no pudo contra Alemania. Digo, no le iban a dar la vuelta, verdad?

Al minuto 75 México tenía, después de varios desesperados ataques a la portería alemana, tiro de esquina por el lado derecho. Y fue entonces que Jorge Espericueta se aventó un jugadón, algo que probablemente voy a recordar por mucho tiempo. Su tiro de esquina, usualmente apuntado para que alguien más remate y meta gol, entró por sí mismo a la portería, rebasando al portero y a dos jugadores (Khedira por parte de Alemania, Julio Gómez por México) que chocaron cabezas y salieron lesionados. Gómez en particular era preocupante: se abrió literalmente la cabeza, sangrando su uniforme y dejando a México, quien ya había realizado sus tres cambios, con 10 jugadores por lo que parecía el resto del partido. OK, no importaba mucho: México ya estaba empatado y enfilado para los penales.

Unos minutos después, portando una serie de vendajes en la cabeza que le valieron el apodo de “la Momia”, Gómez regresó al partido (querías sacrificio físico, no?) y se aventó, apenas 14 minutos después de manchar con sangre la cancha del nuevo Corona, un golazo aún más memorable: una chilena de tiro de esquina (cobrado, fatídicamente, por Jorge Espericueta) que puso a México en la final del mundial.

Pienso por un momento lo que escribo y, con todo y el calificativo de “U17” no le quita lo sabroso: una chilena [contra Alemania] que puso a México en la final. Y ahora estos chavos, por quien nadie daba un peso – incluso después de ganar sus 3 partidos de las clasificatorias, los octavos y los cuartos de final – están a unos días de disputar, en aquel memorable Estadio Azteca, el campeonato del mundo. Y todo gracias a un par de muchachos que, muy valientemente, se pararon frente a los alemanes y dijeron – en nuestra casa, no.

No, a mí jamás me ha gustado el futbol. Pero Julio Gómez está haciendo que eso cambie.

Sueños

Pienso en tí y mi mundo se ilumina.

Sé que no eres para mí, sé que hay mejores opciones. Veo mejores opciones a diario. Pero no me importa; te veo y mi mundo se ilumina. Es como esas cosas que te pasan cuando ocurren, y por más que quieres alejarte, no puedes. No es cuestión de ética, ni de valores; es algo más visceral. Tenemos experiencia previa, pues. Y eso, a veces… cuenta más que lo que en verdad deberías tener en tu vida, por derecho y por honor.

Podría escribir sonetos en tu honor, pero no sería sano para ninguno de los involucrados que lo hiciera. La gente puede verlos y pues… se darían cuenta de mi hipocresía. Porque ya te he abandonado antes. Y no me malentiendas; te puedo abandonar de nuevo. Pero cuando estamos juntos, todo es más… rico. Jugoso, en cierto sentido. Vienes justo como me gusta, preparada con todos los proverbiales pelos y señales que me hacen vibrar. Es algo mágico, cuando estamos juntos.

No sé bien ni porqué escribo esto, salvo tal vez porque hace poco nos vimos nuevamente y mi mundo se iluminó de nuevo.

Me encantas, eres todo lo que busco en alguien como tú…

Nunca te vuelvas a alejar. Te he extrañado…

…gnomo.

El dolor es temporal (pero eso no quiere decir que no duela)

Hay un dicho por ahí que aplica en la mayoría de los deportes – bueno, en la mayoría de las actividades de la vida: “El dolor es temporal. La victoria es eterna”. Y sí, es la esencia del “ni quién te quite lo bailado”, o del honor, o de un legado, o cualquier cosa similar.

La cosa es que… MALDITA SEA, Sí DUELE!! Al menos mientras lo estás viviendo, dices “changos… esto está cañón”. El asunto sale a relucir hoy (y a estas horas) porque me la he pasado [medio|mal|pseudo]durmiendo con una tremenda amigdalitis. O sea, anginas. Y aunque sé que hay dolores mucho peores allá afuera (y yo mismo he sufrido algunos), este no deja de tener su peculiar sentido de diversión, con eso de que cada vez que mi cuerpo ejercita ese viejo reflejo de tragar saliva me acuerdo perfectamente de la ubicación, tamaño, código postal, CURP y otros detalles íntimamente personales de cada una de mis amígdalas. Incluyendo, por supuesto, su tremenda población bacterial.

El punto es que estuve inconsciente menos de 3 horas en toda la noche, y eso echándole porras a mi cuerpo. En esencia, tragar cualquier cosa me duele (tal vez es un mecanismo de defensa de la bacteria?), respirar no es muy divertido que digamos (una ruleta con un 30% de probabilidad de dolor), y aunque ya no tengo fiebre ni sufro de alucinaciones como hace 2 días, sigo teniendo ciertos dolores corporales muy específicos y a la vez aleatorios (o sea… qué tiene que ver con la gripa, o infección de garganta, o algo generalmente relacionado con el aparato respiratorio, que de repente me empiece a punzar el pie? En serio, WTF, agente patógeno?) que en suma me mantienen con una esperanza de vida de YA POR FAVOR DÉJENME SALIR. Pero no me quejo 🙂

(Mientras escribía el párrafo anterior tragué 4 veces. Así que cualquier falta de hortografía serían muy amables en ignorar).

Pendientes:

– Escribir la canción (ya tengo la idea, ya tengo la tonada).
– Escribir el resumen del juego de mesa (ya tengo la idea, y creo que hasta un bosquejo del tablero).
– Sugerir amigdalectomía junto con circunsición, como “paquete” a hospitales (ok ok, no soy tan cruel).

Baaaaahhhhhhh….

Fuck you, NFL

Nunca pensé que llegaría el día que renegara de la liga que tanto entretenimiento me ha dado a lo largo de los años.

Durante ya casi dos décadas he sido un ferviente fan del futbol americano, y la NFL sin duda es la liga que más sigo, como la mayoría de los fans de este deporte. No hay comparación: el futbol americano colegial no es tan atractivo a menos que seas (ex-)alumno de alguna escuela, y francamente la situación en la ONEFA es terrible – con todos los problemas que los TECs y su inhabilidad de jugar bajo las mismas reglas que todos los demás clubes han causado. Incluso siendo fan de uno de los grandes equipos de la historia, los Pumas de CU, el ambiente es increíble pero dentro sé que no es el mismo nivel de habilidad, y probablemente nunca lo será, que en la National Football League.

Aún cuando mi equipo no me ha proveído de las alegrías de un campeonato, he seguido fiel al equipo y a la liga. He gastado muchos miles de pesos (al principio no míos, últimamente ya) en mercancía, balones, boletos, paquetes de televisión, etc. He dedicado incontables domingos – olvídense de las horas – a seguir religiosamente la jornada de partidos: el de las 12 – que casi siempre era de mi equipo – para empezar el día, el de las 3 con un ojo a los resultados de la mañana y otro al partido en curso, y el de la noche, con sus gloriosas estrellas y (usualmente) fantástico equipo comentarista. Me sé el nombre de cada jugador de mi equipo; carajo, me sé hasta el nombre de los coaches asistentes que nadie recuerda porque están presentes un año y al siguiente se van a no sé donde chingados. Me peleé numerosas veces con mi ex-novia porque el americano era parte crucial de mi vida, y nadie – ni siquiera ella, con sus 9 años de experiencia veterana a mi lado – me iba a desprender de mi gusto por las tackleadas. Bueno, hasta rechacé sexo con tal de ver mis partidos.

Conscientes de todo esto, quiero que quede muy claro mi mensaje:

Vete mucho a la chingada, NFL

Digo, ni siquiera se trata del pinche problema que traen con sus dueños y los jugadores. Creo que es estúpido (como la mayoría de los fans lo cree) que un puñado de multimillonarios no se puedan poner de acuerdo con un puñado de cuasimillonarios (salario anual promedio de un jugador de la NFL $770,000 USD; algo así como 7,000,000 MXN, aún quitándole un 33% de impuestos. Fuckers.) en como dividir el chingado botín de… mmm déjenme buscar… como 7,000,000,000 USD. Esto es, 7 MIL PUTOS MILLONES DE CHINGADOS DÓLARES. Fuckers.) porque aquellos quieren el 55.3% y estos quieren el 55.8% y cómo jodidos voy a aceptar un 0.5% menos. Repito: FUCKERS.

Pero no, no es eso. Y tampoco es que por esas mamadas estos imbéciles estén poniendo en riesgo la viabilidad de la temporada que viene. Digo, no es como si la mayoría de los fans de la liga viven y mueren por estos jodidos jueguitos entre mastodontes atléticamente extraterrestres; para nada se va a escuchar que haya gente que no sepa que demonios va a hacer en su vida si la NFL no va a operar, porque después de todo el dinero no viene de fans dedicados en tiempo, alma y cartera a los juegos, sino seguramente de hadas mágicas que depositan cientos de millones de dólares por día en las carteras de los dueños. Sí, así ha de ocurrir. Pero de veras; no es por eso. Finalmente, estaba dispuesto a tolerar que llegara septiembre y estos hijos de la chingada me dejaran todo adrenalinado y sin un equipo a quien desearle la muerte lenta y dolorosa, o rápida y dolorosa, o de tiempo libre y dolorosa. De verdad, estaba bien dispuesto a eso (FUCKERS), no porque me gustara la idea, sino porque siquiera entretener mentalmente la idea de un año sin futbol americano de la NFL era equivalente a la idea de pasarme 6 meses sin sexo – lo cual no quiere decir que sepa como es eso, claro. Porque nunca he sufrido sequías de ese tipo (FUCKERS, aunque dirigido a otras personas – pero mejor no me desvío).

Ni siquiera es que mi pinche equipo no puede ganar ni un puto campeonato de división sin que sea una hazaña heroica y extraordinaria que por supuesto ocurre una vez cada década desde que el gran Dan Marino decidió retirarse – o mejor dicho, desde que el imbécil de Dave “tengo mostacho de pornstar” Wannstedt lo corrió, demostrando enteramente el tremendo gasto de oxígeno que él – junto con su protecto Jimmy Johnson – son. No es que no haya probado la gloria del Lombardi en mi vida, ni que mis conceptos de “gloria” sean victorias a los verdaderos titanes del momento, equipos que odio con desesperación y desdén en parte por su éxito y en parte porque son putos (sí, todos los involucrados. Sí, sí creo que Tom Brady es homosexual de la peor clase, con disculpas tremendas a todos los homosexuales honestos y rectos del mundo que no se merecen dicha asociación en su vida). FUCKERS.

Tampoco es que SKY se enorgullece de ser el único proveedor en México del NFL Sunday Ticket (única manera de ver a mis Delfines, gracias a que no son el equipo “chic” del momento y que los pasan una vez por año al parecer – gracias, por cierto, Televisa y TV Azteca. Por supuesto que con estos comportamientos seguro los apoyo en su “lucha campal” contra una institución exactamente igual de monopólica, cerrada y con el mismo gusto de joder a sus clientes como ustedes. FUCKERS) y que por este mini monopolio se ve terriblemente forzado a cobrarme más de $1,000 MXN al año por sus transmisiones de la NFL, más el costo base de su suite de programación – que como es en HD, porque no quiero vivir en el siglo pasado, merece el costo de $600 MXN mensuales… FUCKERS. No, no no. Tampoco fue esto.

No, la gota que derramó el vaso no tiene nada – nadita – que ver con los resultados, o falta de ellos, en el campo o en la mesa de negociaciones. No, la cosa estuvo así:

Llevo como 5 años con la misma chamarra de Delfines, un casi uniforme que me encanta porque es fresca con el calor, cálida con el frío, no muy pesada ni bultosa, y versátil: en sus bolsas le cabe todo. Esa chamarra la compré porque antes de ella, llevaba como 10 años (!) con otra chamarra de delfines, de las mismas características. Evidentemente, cuando tengo una prenda que me gusta y se acomoda a mis necesidades, me aferro a ella como garrapata. El punto es que ya estuvo bueno, y decidí comprarme otra. Ví precios (evidentemente de chamarras de Delfines, no iba a cambiar ahora verdad?) y seleccione dos: una linda chamarra de doble vista, y otra más “cachetona” de gamuza microfibra y no sé que tantas monadas. Casi $4,000 MXN entre las dos, pero qué demonios: me gustaron y eran de mi equipo. De mi liga. Por supuesto que voy a gastarlo sin broncas.

Dispuesto a vender mi alma – sin mencionar mi habilidad de comer como gente decente durante unos meses – me puse listo a sacar mi tarjeta y poner mis datos. Primero, me pedían mis datos de facturación, así que obedientemente apunté mi dirección, teléfono, etc etc que piden a uno cuando quiere comprar algo en línea. Súper! Cansado pero listo, le dí “continuar” y me preparé a pagar, cuando… WTF? Error? “La orden no puede continuar porque algún producto [por cierto, gracias por decirme cuál. FUCKERS] de su carrito no puede ser exportado fuera de los Estados Unidos”. Hmmm… ok, revisé y era la chamarra de gamuza. Puta, me dije. Bueno, ni pedo. Pidamos solo la otra. “Continuar” de nuevo. Y… WTF?? “Resumen de subtotal: $144 USD. Resumen de gastos de envío: $267 USD”.

What. The. Fuck.

Hasta revisé el total, porque dije “no, igual me están diciendo que esos $267 son el total total. Es mucho de envío, pero no creo que me estén cobrando casi el doble de envío que el subtotal, verdad? Verdá, apá???” Ja. Jaja. Jajaja. Pues CLARO que me estaban cobrando eso de envío. Y completando el “huevos” que la pantalla me estaba enviando simbólicamente, la página me indicó amablemente que todavía no se contemplaban los impuestos que probablemente tendría que pagar.

Ah, pero ahí no acaba la cosa. No, no no no no. Decidido a encontrar una mejor opción busqué (y encontré) 3 tiendas diferentes que vendieran productos oficiales de la NFL. Todas en inglés y basadas en E.U., pero bueno, ahí está el pedo, no? Ok, seguro alguna tiene envíos a México… mmm… no, ninguna. Wiiiii! Pero como pendejo, ahí voy a buscar otra opción, porque carajo… es mi equipo! Es mi deporte! Tengo que encontrar algo, en algún lugar, no?

Sí, seguro: hay una tienda de NFL para México, en línea. Y tienen una gran variedad de 1 modelo (no, no es typo. Es UN modelo) de chamarra, por el módico precio de $1,700 MXN – más impuestos, más envíos. Ah, y por supuesto, tengo que esperarme 25 días HÁBILES. Para que estos weyes me hagan llegar su jodida chamarra (que ni siquiera es la que quería, ni se parece, ni hay de mi talla, ni me gustó) que seguro está hecha de plumas de pegaso* y piel de dragón, porque cómo chingados más explicas que algo tarde 25 días hábiles en esta época. Creo que ni los bebés tardan tanto en llegar, y a ellos sí los hacemos sobre pedido y a la medida.

En fin, he visto mal servicio al cliente. OH VAYA, que si he visto mal servicio al cliente. He visto completo desinterés en que seas cliente de algo, en una total indiferencia de si estás bien o no con el servicio que alguien ofrece. Tengo muchos ejemplos, y ya he escrito de algunos de ellos. Pero este, sin pedos, se lleva la corona. Sí, soy un “fan”. Pero también soy un CLIENTE, NFL. Soy uno de los millones que llenan esas arcas de tantos billetitos verdes que te encantan; que alimenta a los jugadores, ayuda a financiar sus contratos, permite la construcción de estadios y ha ayudado a esparcir el gusto por tu jodido negocio a rincones donde antes no había llegado. CHINGADA MADRE, HASTA MI EX YA TIENE GUSTO POR TÍ GRACIAS A QUE LA CHINGUE DURANTE CASI UNA DÉCADA.

Pero sabes? Ya me cansé. Dejé a Telmex, estoy dejando a Axtel, en poco tiempo dejaré a Telcel, y aunque me cueste un huevo y tenga un severo síndrome de abstinencia durante algún tiempo, te juro que nada es imposible. Me ahogaré en ONEFA. Saldré a más bares. Tendré más sexo (yay!). Chingaos, veré futbol soccer si es necesario. He llegado a ese punto. Acabas de perder a un fan, sí claro. Pero más importante para tu cartera: acabas de perder a un cliente.

Mejor gastaré mi dinero en chamarras de la UNAM. Más baratas, mejores materiales, y al menos ellos sí envían a México. Porque ellos – nosotros – SON/SOMOS MÉXICO.

So long, fuckers. And no, I won’t thank you for the fucking, undearchieving, soul-sucking, ever-dissapointing, and lame, lame-ass fish. They can get fucked too.

*Sí, ya sé que los pegasos no tienen plumas. Pero si vas a criticar eso, seriously – FUCK YOU TOO.

Y… me hackearon

Pues… qué puedo decir? Me descuidé, y me descuidé horriblemente.

La historia, horriblemente, es como sigue: hace un mes me ví en la necesidad de configurar un servicio de correo express, por cuestiones profesionales. Y como buen debianero, dije “pues el exim, he escuchado que es muy práctico!” Y entonces hice un sencillo apt-get, configuré algunos parámetros… y listo. No configuré un open relay (digo, tampoco soy un completo idiota) pero sí dejé muchos parámetros de manera insegura. Aún peor, y a diferencia del resto de mis servicios, no lo puse en una jaula, ni le cambié el usuario predeterminado. Total que bueno, hay cosas que uno mismo se busca…

Un par de semanas después, Javier tuvo una plática (de botnets) y lo acompañé. Durante la plática, comencé a recibir un montón de correos de sergiob, informándome que habían nuevos comentarios en el blog. Como esto es tremendamente raro (considerando que nadie *jamás* pone comentarios – vamos, casi nadie lee el blog para empezar) inmediatamente verifiqué… y ciertamente, era puro spam. Cambié la configuración predeterminada del wordpress, de manera que todos los comentarios requirieran aprobación previa, y cerré capítulo. Ni volví a pensar en ello…

…hasta hoy.

Amazon (mi amable proveedor de nubecitas) me mandó mi factura mensual, como todos los meses. Apenas y volteo a ver los correos: las cuentas suelen ser ridículamente bajas. Excepto hoy. Hoy, la cuenta reportada excedía en 10,000% (y no, no exagero) lo que normalmente pago. Lo que es… bueno, es bastante. Mi reacción fue inmediata: verifiqué el reporte de uso de Enero, observé con horror que la cuenta era correcta, bajé los reportes para un análisis posterior, y abrí una terminal para corregir los problemas. Los hallazgos fueron… terribles.

Los atacantes consiguieron acceso a través de una vulnerabilidad de exim (específicamente esta) y tomaron control del sistema. Se acomodaron felices, pusieron su bot, y descargaron… y descargaron…

860 Gigabytes.

El problema ya está controlado, y no hay hueco de exim por donde puedan volverse a colar. Al menos me llevo conmigo dos lecciones: la primera, dolorosa porque la repito (y suelo vivirla), no hagas las cosas mal, ni siquiera por hacerlas rápido. La segunda, y más importante en mi opinión, monitorea, maldita sea!. No porque sea tu servidor personal, y no un equipo de producción, te da derecho a olvidarlo a la buena de Dios. Pero en fin… echando a perder se aprende.

Al menos ya estamos de regreso. A ver que tal sale el servicio de correo de Amazon.

(Con disculpas a los profesionistas del tema, pero “me explotaron una vulnerabilidad” no tiene el mismo sonidito, o sí?)

De verdad que no te entiendo, Axtel

Allá en la fuente, había un chorrito…

Ok, figúrense este problema: su navegación por internet es, a todas luces, buena. La velocidad es decente, o al menos no es notoriamente lenta. Al menos, así parece en el buen puerto 80. SSH tampoco reporta lentitudes. Todo marcha bien. De pronto, se les ocurre hacer una descarga (digamos, para actualizar los paquetes de su *Nix). La velocidad los tira al piso: alrededor de 30 KBps. Caray, hasta Infiernitum da más! OK, esto es probablemente un problema con el servidor de Linux, cierto? Veamos, tengo por aquí un archivito de MegaUpload que puedo probar…

…a unos notables 25 KBps. W. T. F?!

He hecho 4 llamadas al soporte técnico de Axtel (por cierto, ajúa con el acento, chavos!). Las 4 llamadas han resultado en lo mismo: “Sí señor, prometemos resolverlo. [2 días después] A ver señor, pruébelo. [Funciona aparentemente bien]. Gracias por su preferencia. [30 minutos después… cuerno.]” Qué pedo, Axtel? Estamos jugando, o qué demonios? Ah, pero eso sí: cada vez que me piden utilizar un medidor de velocidad en línea, “casualmente” me reporta un ancho de banda normal. Dammit!

Se hacía grandote…

Hace un par de días, estaba yo feliz trabajando en una sesión ssh en la valiente jusanet (a eso de las 3 de la mañana), cuando de repente, mi vi estaba mas menso con mis comandos que de costumbre. Supuse que era la jusanet, y aventé 40 maldiciones en arameo antiguo al cielo (lo cual no suele solucionar nada en la conexión, pero se siente tan bien… ahem, pero me desvío del tema), hasta que volteé a ver mi monitor de uso de red… al pico. Hhmm…. esto se ve raro. Ah, pero está abierto JDownloader! Será? Será?? Ya tengo buena velocidad?

Efectivamente. Mis dulces, adorados y muy extrañados 240 KB/s. Pero… ¿cómo llegaron ahí? ¿Qué agradable duende del ancho de banda me los trajo? (No fue el gnomo, eso es seguro) Será que… nahhh… Axtel tiene problemas de mucho uso???

Se hacía chiquito…

Pues que me pongo a investigar. Hice una ligera “auditoría de seguridad” en las redes de los alrededores; supuse que podría identificar a mis vecinos con Axtel por el nombre de la red, la dirección IP pública, y el tipo de autenticación solicitada por el modem, si existe. Rápidamente encontré 3 aquí cerca (copiones). Estaba apenas apuntando nombres de red, cuando de pronto, oh tristeza… de vuelta a los 25 KBps. No, esto no podía quedar así.

Estaba de mal humor… el sysadmin.

Pues que saco la Alfa. Y que disparo el Beini. Un frontend de kismet a prueba de imbéciles (inserte broma acerca del autor aquí), me permitió en 15 minutos, como dicen los americanos, estar kicking ass and taking names. De redes, evidentemente. Efectivamente: uno de mis vecinos, en su eterna sabiduría, está descargando a lo baboso algún contenido (no, no me interesa investigar *qué* es). Lo estuve monitoreando por casi 2 horas; a punto de quedarme dormido, ví que su tráfico disminuyó. Y, sorpresa, mi monitor de tráfico subió de nuevo.

Un simple problema de recursos, evidentemente.

Pero algo sigue sin cuadrar: mi enlace, para aquellos que no lo conocen, es de 2 Mbps. 2 tristes megas. Y cuando alguien en la zona, con un enlace de 1 Mbps, comienza a descargar, esto me pasa? WTF, Axtel? Digo, somos 3 en una zona de como 16 cuadras (… cuadradas?). En serio, no somos muchos. CUando alguien se acapara tantito ancho de banda, esto pasa? Que servicio tan pinchurriento tienen, que un usuario le puede dar en la madre a todos los demás? Fuck, estoy no es cable! Y además, estamos hablando de 2 Mbps! Imagínense, si así se pone MI red, cómo se pondrá la del pobre tercero, o cuarto, con mi amigo el descargador y yo? Seguro que no pueden abrir ni Google.

No se vale, mis amigos. Cada vez me convenzo más que, para tener un enlace decente en este país, hay que estar dispuesto a pagar muuuucho dinero. Digo, si contrato un T3, seguro que no tengo estos problemas, verdad?

En fin. Mejor me consigo unas latitas y un cablecito…

Calaverita

Mi hermosa, adorada, y amada novia me escribió esto… debo decir que todos mis posts se quedan cortos: si me quieren conocer, esta es la mejor manera.

Y cito:

“Un día la muerte decidió llevarse a Andrés,
visitó su cuarto y lo encontró con la cabeza entre los pies.

Dijo: ‘No me lleves, aún no termino de trabajar.
Si quieres hasta tú me puedes ayudar…
no decido entre el cuadrado o el circular.
¡Ves cómo me desespero, y tú ya me quieres llevar!’

La muerte contestó: ‘Ya eso no importa, es hora de tu partida.
Tú decides si ahora o al rato en la comida.’

Andrés respondió ‘¿No podrá ser hasta el lunes?
Es que al rato juegan mis delfines, y después me echaré unos atunes…’

‘¡Noooo! Responde la inmunda calavera,
‘Te llevaré hoy no importa la manera’
‘¡O me llevas a las memorables! A mí y a mis carnales’
‘Si te llevaré por una delicia de hamburguesa,
aunque no podrás despreciarme un buen trago de cerveza’

Ya lo hecho, hecho estaba.
La calaca ya ni en levantarse reparaba.
Sergio logró su cometido:
atragantar a la catrina
para que no se lo llevara a su nido
y así poder seguir trabajando,
sin recordar lo acontecido…”

Debo decir… wow.

Te amo, Elena!

Tómbola

¿Cómo va aquella canción?

“Yo soñaba con tu nombre,
Esperaba conocerte.
Y la tómbola del mundo,
Me premió con tu querer.”

Han sido dos tres semanas increíbles, llenas de cambios… no solo en actividades, sino también de paradigmas. Estuve releyendo mi blog hace unas horas y hay tantos posts que me parecen tan lejanos… como si los hubiera escrito otra persona, en una galaxia muy, muy lejana… que apenas reconozco y cuyos pensamientos me parecen lógicos, pero a la vez inentendibles.

No lo digo por la UNAM. Verdaderamente voy a extrañar mi casa, la que fue más mi primera casa que el lugar donde duermo. No… mis sentimientos por la UNAM no han cambiado, y no creo que cambien en ningún momento. La decisión de abandonarla (aún cuando podría ser temporal) es meramente cuestión de resolver aquello que he dejado pendiente. Aunque hayan dudas… vamos, las adversidades no nos van a dejar nunca. Así que voy con todo… y espero no defraudar. Sé bien que no soy el mejor en el mundo, pero espero ser lo suficientemente bueno. Haré mi mejor esfuerzo. Lo prometo. Lo demás… lo dejaré en manos del destino.

En cuanto a lo demás… lo dejaré en tres palabras:

Te amo, Elena.

A triunfar!

Pensamientos voladores

1. He comido excesivamente últimamente. Debo hacer ejercicio o aceptar un estado eternamente creciente.
2. No se trata de quién, sino de cómo. Creo…
3. Criticar por criticar NO brinda soluciones. ¿Quieres que mejore? Ponte a trabajar.
4. No soy “sensible” ni “considerado”. Debo dejar de ponderar esos adjetivos al pensar en mí. Soy directo… y creo que no puedo ser de otra forma.
5. Todo lo anterior sujeto a cambio sin previo aviso.