Pues… qué puedo decir? Me descuidé, y me descuidé horriblemente.
La historia, horriblemente, es como sigue: hace un mes me ví en la necesidad de configurar un servicio de correo express, por cuestiones profesionales. Y como buen debianero, dije “pues el exim, he escuchado que es muy práctico!” Y entonces hice un sencillo apt-get, configuré algunos parámetros… y listo. No configuré un open relay (digo, tampoco soy un completo idiota) pero sí dejé muchos parámetros de manera insegura. Aún peor, y a diferencia del resto de mis servicios, no lo puse en una jaula, ni le cambié el usuario predeterminado. Total que bueno, hay cosas que uno mismo se busca…
Un par de semanas después, Javier tuvo una plática (de botnets) y lo acompañé. Durante la plática, comencé a recibir un montón de correos de sergiob, informándome que habían nuevos comentarios en el blog. Como esto es tremendamente raro (considerando que nadie *jamás* pone comentarios – vamos, casi nadie lee el blog para empezar) inmediatamente verifiqué… y ciertamente, era puro spam. Cambié la configuración predeterminada del wordpress, de manera que todos los comentarios requirieran aprobación previa, y cerré capítulo. Ni volví a pensar en ello…
…hasta hoy.
Amazon (mi amable proveedor de nubecitas) me mandó mi factura mensual, como todos los meses. Apenas y volteo a ver los correos: las cuentas suelen ser ridículamente bajas. Excepto hoy. Hoy, la cuenta reportada excedía en 10,000% (y no, no exagero) lo que normalmente pago. Lo que es… bueno, es bastante. Mi reacción fue inmediata: verifiqué el reporte de uso de Enero, observé con horror que la cuenta era correcta, bajé los reportes para un análisis posterior, y abrí una terminal para corregir los problemas. Los hallazgos fueron… terribles.
Los atacantes consiguieron acceso a través de una vulnerabilidad de exim (específicamente esta) y tomaron control del sistema. Se acomodaron felices, pusieron su bot, y descargaron… y descargaron…
860 Gigabytes.
El problema ya está controlado, y no hay hueco de exim por donde puedan volverse a colar. Al menos me llevo conmigo dos lecciones: la primera, dolorosa porque la repito (y suelo vivirla), no hagas las cosas mal, ni siquiera por hacerlas rápido. La segunda, y más importante en mi opinión, monitorea, maldita sea!. No porque sea tu servidor personal, y no un equipo de producción, te da derecho a olvidarlo a la buena de Dios. Pero en fin… echando a perder se aprende.
Al menos ya estamos de regreso. A ver que tal sale el servicio de correo de Amazon.
(Con disculpas a los profesionistas del tema, pero “me explotaron una vulnerabilidad” no tiene el mismo sonidito, o sí?)