(Por cuestiones de teclado el siguiente post va sin acentos ni enies).
Las celulas tienen control de hardware: reacciones quimicas dictan todo el comportamiento. El propio ADN es como un dongle: el “codigo” es enteramente fisico, una coleccion de moleculas que por sus caracteristicas quimicas comunes, llamamos “aminoacidos”.
En algun momento el control de hardware fue excedido por las necesidades de administracion, y surge el software (alojado en el cerebro, o la amigdala, o varios de estos. Tal vez son los diferentes releases. Hmm. Esto haria de nuestras cabezas/cuellos el Silicon Valley de nuestro cuerpo?). Es lo que Freud llamaria el Id: los instintos, los impulsos.
Los drivers (ese puente entre software y hardware) probablemente son las hormonas. Lo que haria que todos nuestros tratamientos basados en hormonas (directa o indirectamente) fueran como hooks en la tabla de syscalls. Nice 🙂
Time, wondrous time Gave me the blues and then purple pink skies…
Si aquellos nueve meses fueron una montaña rusa emocional, los nueve pasados han sido uno de esos juegos que te sacan disparado al cielo, sin la anticipación de la salida (ni la fila de tres horas para entrar).
Cuando comencé este post, querida lectora, estaba en la fase de “mareado”. El juego ya había acabado, estaba cuestionándome mi juicio de haber entrado, pero aún estaba muy golpeado del viaje como para hacer otra cosa más que sentarme y contemplar mi predilección por las malas decisiones.
Pero ahora? Con un poquito más de perspectiva y de meditación, de últimas conversaciones apilándose una sobre otra, de estar en el metafórico estacionamiento, comenzando a hacer cuentas sobre todo lo que me gasté en esta visita, con un conato de latigazo en el cuello y a la vez triste y feliz de que sea hora de ir a casa… Ahora? Lo que siento es que debo ahondar en mi insistencia de regresar, una y otra vez, a Visceralandia.
Take the words for what they are, a dwindling, mercurial high A drug that only worked the first few hundred times…
El deseo de regresar está apuntalado de varios lugares: por un lado, la tremenda soledad, esa que tiene una ineludible habilidad de manifestarse, te guste o no, aprovechando el mas mínimo resquicio en tu (cuidadosamente cultivado) mosaico de actividades, buenos pensamientos y endorfinas de noble procedencia. También se alimenta de esos malos hábitos que se disfrazan de buenos, y que como esas hermosas canciones van erosionando, poco a poco, la supuesta fortaleza emocional que has construido; que si bien sirven de catalizador para abrir la válvula de presión emocional, son como un canto de sirena mientras caminas en el borde de un precipicio que conoces bien, y que no por eso se vuelve menos riesgoso.
La verdad es que Visceralandia es un hermoso lugar. No hay nada más delicioso en la vida que sentir, y sentir duro es una droga deliciosa. El vacío en el estómago de la incertidumbre, la ilusion; el fuego que se viene cociendo de años y que, como piloto al que le abrimos repentinamente el gas, está listo para envolvernos con su gloria calurosa; la esperanza, ni inquebrantable ni inmortal, pero resurgente, como fénix, que sugiere que tal vez esta vez, esta vez, es la correcta. Es lo mismo que persigue quien se lanza de un paracaídas, se echa una línea o compra compulsivamente: es perseguir un high que experimentaste alguna vez, que nunca vas a poder experimentar igual y que siempre sera insuficiente en la memoria. Visceralandia bienviene a todos estos, supongo, pero mi acercamiento aquel de quien busca el roce la mano, el entendimiento entre miradas, el lenguaje entre los poros. Busco la chispa y el incendio que le sucede; y veo las cenizas y los cuerpos como un costo necesario, que me resquebraja siempre que lo enfrento pero que jamás me ha detenido antes de iniciar. Es un deseo puramente egoísta, disfrazado de abnegación.
I’m a crumpled up piece of paper lying here…
Hacer cuentas tiene otra particularidad, y es enfrentarse con la confirmacion numerica de una reciente iluminación: vengo cargando con una piedrita muy especial llamada inseguridad. Específicamente, la inseguridad de nunca ser suficiente. Sí, suficiente para ti.
Es difícil apuntar exactamente al origen de este trauma, y más difícil todavía responder si esto significa, por sí mismo, que no estoy listo para una relación. Pero puedo ver claramente los síntomas, dibujados en ese eterno espíritu de complacer que he racionalizado como una disposición a entregarme plenamente al objeto de mi amor. Tal vez sí tenga esa disposición; pero lo innegable es que la utilizo, como un perverso traje de la piel de otro, para cubrir impulsos que no tienen un origen noble. Quiero probarme. Quiero demostrarme. Ante mi, en parte, pero sobre todo ante ti. Quiero tu aprobación.
Inevitablemente, acabo gastado, acabado, asqueado por tu inabilidad de apreciarme, de juzgar apropiadamente mis sacrificios, resentido por la asimetría de la situación. Harto. Resuelto a no repetir, a no volver a dejar que me malvaloren de esta manera. Y así llevo ya casi veinte años. Como un Sísifo que, apenas habiendo alcanzado su cima, pierde la memoria, se pregunta qué hace esa piedra allá abajo, y vuelve a comenzar.
I’m fine with my spite, And my tears, and my beers and my candles.
No sé a dónde quería llegar con este post. Hasta ahora parece más un vomito verbal que algo productivo. Pero me relaja. Me tranquiliza el ruido mental que de tiempo en tiempo me satura; y en honor a eso lo dejo escrito, y lo publico. Tal vez en un tiempo voltearé a ver esto y pensaré “ay no, otra vez”. Tal vez me alegre de haber salido de ahí. Pero me lo debo. Y si algo he aprendido y reforzado desde hace unos años es a ser un poquito más justo con mis necesidades.
Visceralandia no se va a ir a ningún lado. Es rico abrir el álbum de vez en cuando, y recordar las genuinamente maravillosas experiencias que compartimos ahí. Tal vez lo visitemos de nuevo, juntos. Tal vez vaya con diferente compañía; tal vez aprenda algún oscuro secreto de los lamas para disfrutarlo por mi cuenta. Pero sé que no lo puedo dejar; todos tenemos nuestras adicciones. Espero que verlo en ese contexto sea, al menos, suficiente para no perderme ahí adentro, y con un poco de suerte, evitar una visita al médico después.
Sobre todo cuando el médico te manda a casa con puro paracetamol.
Este capítulo contiene instrucciones paso a paso de cómo crear, montar, y utilizar un volumen VeraCrypt. Recomendamos ampliamente que también leas las otras secciones de este manual, ya que contienen información importante.
Paso 1:
Si no lo has hecho ya, descarga e instala VeraCrypt. Luego ejecuta VeraCrypt haciendo doble click en el acceso directo de VeraCrypt en el Menú Inicio de Windows.
Paso 2:
La ventana principal de VeraCrypt debería aparecer. Haz click en Crear Volumen (remarcado con un rectángulo para claridad).
Paso 3:
La ventana del asistente de creación de volúmenes de Veracrypt debería aparecer.
En este paso deberás escoger cómo deseas que el volumen de VeraCrypt sea creado. Un volumen de VeraCrypt puede existir en un archivo (que también se llama contenedor), en una partición o en un disco. En este tutorial, utilizaremos la primera opción y crearemos un volumen de VeraCrypt en un archivo.
Ya que esta opción esta seleccionada de manera predeterminada, puedes simplemente dar click en Siguiente.
Nota: En los siguientes pasos, los pantallazos mostrarán solamente la parte del lado derecho de la ventana del asistente.
Paso 4:
En este paso deberás escoger si deseas crear un volumen VeraCrypt estándar u oculto. En este tutorial, escogeremos la primera opción y crearemos un volumen VeraCrypt estándar.
Ya que esta opción está seleccionada de manera predeterminada, puedes simplemente dar click en Siguiente.
Paso 5:
En este paso deberás especificar dónde deseas que el volumen (contenedor) de VeraCrypt sea creado. Nótese que un contenedor de VeraCrypt es como cualquier otro archivo. Puede ser, por ejemplo, borrado o copiado como cualquier otro archivo. También necesita un nombre, el que escogerás en el siguiente paso.
Haz click en Seleccionar archivo.
El selector de archivos estandar de Windows debería aparecer (y la ventana del asistente permanecerá abierta en el fondo).
Paso 6:
En este tutorial, crearemos nuestro volumen de VeraCrypt en el folder F:\Data\, y el nombre de archivo del volumen (contenedor) será “My volume” (como se puede ver en el pantallazo aquí arriba). Puedes, por supuesto, escoger cualquier otro nombre de archivo y ubicación que desees (por ejemplo, en un disco USB). Nótese que el archivo My Volume no existe aún – VeraCrypt va a crearlo.
IMPORTANTE: Nótese que VeraCrypt no cifrará ningún archivo existente (cuando se crea el contenedor de VeraCrypt). Si se selecciona un archivo existente en este paso, será sobreescrito y reemplazado por el volumen a crearse (de manera que el archivo sobreescrito se perderá, no será cifrado). Serás capaz de cifrar archivos existentes (después) al moverlos al volumen VeraCrypt que estamos creando ahora*.
Selecciona la ruta deseada (donde deseas crear el contenedor) en el selector de archivo. Escribe el nombre de archivo deseado en el cuadro de Nombre de archivo.
Haz click en Guardar.
En los pasos siguientes, regresaremos al asistente de creación de volúmenes de VeraCrypt.
*Nótese que después de copiar archivos sin cifrar a un volumen de VeraCrypt, deberías borrar los archivos original sin cifrar (de preferencia, de manera segura). Existen herramientas de software que pueden ser utilizadas para el propósito de borrado seguro (muchas de ellas, gratuitas).
Paso 7:
En la ventana del asistente de creación de volúmenes, haz click en Siguiente.
Paso 8:
Aqui podrás escoger un algoritmo de cifrado y un algorimo de suma de seguridad para el volumen. Si no estás seguro de qué seleccionar aqui, puedes dejar los valores seleccionados de manera predeterminada y hacer click en Siguiente (para mas información, consulta los capítulos de Algoritmos de cifrado y Algoritmos de sumas de seguridad).
Paso 9:
Aquí especificaremos que deseamos que nuestro contenedor de VeraCrypt tenga un tamaño de 250 MB. Tú puedes, por supuesto, especificar un tamaño diferente. Después de introducir el tamaño deseado en el recuadro (marcado con un rectángulo rojo), haz click en Siguiente.
Paso 10:
Este es uno de los pasos más importantes. Aqui tienes que escoger una contraseña para tu volumen. Lee cuidadosamente la informacion desplegada en la ventana del asistente sobre lo que es considerado como una buena contraseña.
Después de escoger una buena contraseña, escríbela en el primer recuadro. Luego escríbela nuevamente en el segundo recuadro, y haz click en Siguiente.
Nota: el botón Siguiente estará deshabilitado hasta que la contraseña en ambos recuadros sea la misma.
Paso 11:
Mueve tu mouse de la manera más aleatoria posible, dentro de la ventana del asistente de creacion de volumen, al menos hasta que el indicador de aleatoriedad se ponga completamente verde. Mientras más tiempo muevas el mouse, mejor (mover el mouse por al menos 30 segundos es recomendado). Esto incrementa significativamente la fuerza criptográfica de las llaves de cifrado (lo cual incrementa la seguridad).
Haz click en Formatear.
La creacion del volumen debería comenzar. VeraCrypt creará ahora un archivo llamado My Volume en el folder F:\Data (como lo especificamos en el paso 6). Este archivo será un contenedor de VeraCrypt (contendrá el volumen cifrado de VeraCrypt). Dependiendo del tamaño del volumen, la creación del volumen puede tomar un largo tiempo. Después de terminar, aparecerá la siguiente ventana de diálogo:
Haz click en OK para cerrar la ventana de diálogo.
Paso 12:
Hemos creado exitosamente un volumen (contenedor) de VeraCrypt. En la ventana del asistente de creación de volúmenes de VeraCrypt, haz click en Salir.
La ventana del asistente debería desaparecer.
En los pasos siguientes, montaremos el volumen que acabamos de crear. Regresaremos a la ventana principal de VeraCrypt (que aún debería estar abierta, pero si no lo está, repite el paso 1 para ejecutar VeraCrypt y continúa en el paso 13).
Paso 13:
Elije una letra de unidad de la lista (marcada con el rectángulo rojo). Esta será la letra de unidad en donde se montará el contenedor VeraCrypt.
(N.T.: En Linux, será una ruta de montaje en vez de una letra. En Mac, será un número de unidad en vez de una letra).
Nota: En este tutorial, escogeremos la letra M, pero tú puedes escoger cualquier otra letra de unidad que esté disponible.
Paso 14:
Haz click en Seleccionar archivo.
La ventana estándar de selector de archivo debería aparecer.
Paso 15:
En el selector de archivo, navega al archivo contenedor (el que creamos en los pasos 6-12) y selecciónalo. Haz click en Abrir (en la ventana de selector de archivos).
La ventana de selección de archivos debería desaparecer.
En los siguientes pasos, regresaremos a la ventana principal de VeraCrypt.
Paso 16:
En la ventana principal de VeraCrypt, haz click en Montar. La ventana de diálogo de petición de contraseña debería aparecer.
Paso 17:
Introduce la contraseña (que definiste en el paso 10) en el recuadro de contraseña (marcado con un rectángulo rojo).
Paso 18:
Selecciona el algoritmo PRF que fue utilizado durante la creación del volumen (SHA-512 es el PRF predeterminado utilizado por VeraCrypt). Si no recuerdas qué PRF fue utilizado, déjalo seleccionado como “autoselección”, aunque esto retrasará el proceso de montado. Haz click en OK después de introducir la contraseña.
VeraCrypt intentará ahora montar el volumen. Si la contraseña es incorrecta (por ejemplo, si la introdujiste correctamente), VeraCrypt te lo informará, y deberás repetir el paso anterior (introduce nuevamente la contraseña y haz click en OK). Si la contraseña es correcta, el volumen será montado.
Paso Final:
Hemos montado exitosamente el contenedor como un disco virtual en M:.
El disco virtual está enteramente cifrado (incluyendo nombres de archivo, tablas de asignación, espacio libre, etc.) y se comporta como un disco real. Puedes guardar (o copiar, mover, etc.) archivos a este disco virtual, y serán cifrados sobre la marcha conforme son escritos.
Si abres un archivo almacenado en un volumen VeraCrypt, por ejemplo, en el reproductor de media, el archivo será automáticamente descrifrado a RAM (memoria) sobre la marcha, mientras es leído.
Importante: Nótese que cuando se abre un archivo almacenado en un volumen VeraCrypt (o cuando se escribe o copia un archivo desde o hacia un volumen VeraCrypt) no se te pedirá volver a introducir la contraseña. Necesitas introducir la contraseña correctamente solo cuando se monta el volumen.
Puedes abrir el volumen montado, por ejemplo, seleccionándolo de la lista en el pantallazo de arriba (selección azul) y haciendo luego doble click en el elemento seleccionado.
También puedes navegar al volumen montado de la manera en que normalmente navegas a cualquier otro tipo de volúmenes. Por ejemplo, abriendo la lista “Mi equipo” (o “Este equipo”) y haciendo doble click en la letra de unidad correspondiente (en este caso, la letra M).
Puedes copiar archivos (o carpetas) desde y hacia el volumen VeraCrypt así como los copiarías a cualquier disco normal (por ejemplo, arrastrándolos). Los archivos leídos de y escritos en el volumen cifrado VeraCrypt son automáticamente descifrados sobre la marcha (justo antes de que sean escritos en el disco).
Nótese que VeraCrypt nunca guarda ninguna informacion descrifrada en el disco – solo almacena la información temporalmente en la memoria (RAM). Aún cuando el volumen ha sido montado, la información almacenada en el volumen sigue cifrada. Cuando se reinicia Windows o se apaga la computadora, el volumen será desmontado y todos los archivos almacenados ahí no estarán disponibles (estarán cifrados). Aún cuando la energía fuera repentinamente interrumpida (sin un apagado apropiado), todos los archivos almacenados en el volumen permanecerán no disponibles (y cifrados). Para volver a hacerlos disponibles, deberás volver a montar el volumen. Para hacerlo, repite los pasos 13-18.
Normalmente le pondría un poco de estilo a la prosa, pero hoy es una nota bastante matter of fact. Y es como sigue:
No puedo comer papas liberalmente.
No puedo comer chocolate liberalmente.
Puedo comerlos, midiendo rigurosamente y sin abusar las cantidades que ya sé que me son sanas. Puedo sustituirlos por otras comidas con cierto grado de liberalidad (cacahuates/nueces por papas, fruta por chocolate). Pero NO puedo darme el lujo de abusar de ellos. Caigo demasiado fácil en una espiral de la que me cuesta mucho trabajo salir, y me afecta muy notoriamente y muy rápido.
A pesar de desvelarme, me desperté con relativa facilidad y logré hacer mi rutina mañanera sin ningún tropiezo. Suena a un paso muy pequeño, pero es un pasito que le da tranquilidad a mi día. He estado súper enfocado en esas pequeñas victorias, no en una manera ansiosa (al menos, intento que no sea así), sino en el ánimo de “adelante, tú puedes, un pequeño paso para este hombre.” Y me gusta empezar el día así.
Me preparé y escogí un atuendo que me hiciera ver razonablemente bien, dentro de lo limitado de mi guardarropa. Combiné apropiadamente mis zapatos, mi cinturón, mis calcetines. Escogí un saco que le fuera en color (aunque solo tengo dos, aunque me quede ya grande). Pasitos. Feel good, be good. Preparé cuidadosamente mis extras para el almuerzo, porque sé por experiencia que un sandwich y fruta no será suficiente, ni con todo el café del mundo. Porque malpasarse está mal. Porque la experiencia no sirve de nada si no aplicamos los conocimientos aprendidos.
Emprendí el camino. A diferencia del año anterior, este año lo hice en la bici. Quién me viera, en bici, de saco, con una bolsa de espinaca en la mochila para mi comida. Tanto ha cambiado, en lo que parece ser tan poco tiempo. Tanto he cambiado. Y me sienta bien. Sigo siendo yo, vuelvo a ser yo. Parece que por fin soy el que siempre había querido ser.
Tuve un día de triunfos en el trabajo. No, no grandes triunfos. No me dieron un aumento ni logré conquistar alguna cima nevada. Pero muchos, pequeños triunfos. Corregir, por fin, mi problema con el cable de red. Seguir reacostumbrándome a la “nueva normalidad.” Disfrutar el café como un gusto, no una muleta para aguantar el día. Cohesión de equipo. Lunch con ritmo, no desesperación. Salir a una hora razonable, cuidando mis tiempos respecto a otras obligaciones.
Y entremezclado entre ellos? Mi primera llamada, 100% en holandés. Hice mi pregunta en el gemeente, con nervios, con dudas, pero lo hice. Y me entendieron y les entendí. No tan pequeños logros.
Salí con un clima que amenazaba lluvia. Hubiera sido facilísimo cancelar todo el plan de la tarde y regresar directo a casa, por si acaso. Pero el miedo a cosas tran triviales como la lluvia es algo que estoy superando, poco a poco. Fuí al centro y me metí, curioseando, al estacionamiento subterráneo de bicis. Nunca había entrado. Es increíble! Gratis, amplio, autoservicio, y al final del día los dispositivos para estacionar la bici arriba de otra no son nada del otro mundo. Varios pequeños objetivos cumplidos. Ah, y si llovía? No biggie. Mi jamelgo estaría seguro ahí dentro.
Fui a mi cita. Y también, en la puerta, y en la ventanilla: 100% holandés. Y les entendí, y me entendieron. A diferencia de otras ocasiones, no me cambiaron a inglés. Me preguntaron si quería cambiar. Pero decidí presionar y seguir adelante. Y les entendí, y me entendieron. Y salí con mi trámite hecho, y mucho sentimiento bonito en el corazón. Hinchado de alegría.
Y tenía una hora para matar, y pude irme a un café a perder el tiempo. Pero en vez de eso hice el súper especial que me había eludido por estar fuera de mis rutas usuales, a pesar aún de tener que enfrentarme con la posible fila que siempre veo para entrar a esa tienda. Pero no había cola y entré y compré lo necesario, y aún con el tiempo un poco encima seguí a mi otro objetivo espontáneo, y logré más pequeños objetivos de largo plazo. Logré contener mi impulso de gastar, logré decidir “siempre no, esto no me queda bien”, y salí con justo lo que quería y a un precio razonable.
Y reafirmé que aquí el tiempo dura más y llegué a mi segunda cita con facilidad, a pesar de que intenté cancelarla por internet momentos antes, pero no se pudo. Y dije “por algo pasan las cosas” y logré también avanzar ese trámite, aunque al final me faltaron las fuerzas para terminarlo, pero con la seguridad de que puedo continuarlo otro día, acompañado tal vez, con otros ojos que me den opinión y refuercen mis decisiones, porque en gustos se rompen géneros y a lo mejor necesito una perspectiva diferente que me diga “anda, Sergio, anímate” o “no, Sergio, es demasiado grande ese salto.” O simplemente “no te queda.”
Y en vez de dejarme caer al gusto de la gula y el hambre mantuve mis objetivos, y regresé a casa y comí lo que tenía planeado ya, sin gastar más, y luego pagué (casi todas) mis cuentas de este mes y me sentí muy afortunado de poder hacerlo así, con calma, sin el estrés de matemáticas que usualmente salen, pero a veces muy al raz, y a veces amenazan apretarse literalmente el cinturón durante el mes. Y acomodé mis cosas y me senté aquí en mi escritorio, pensando que el día había pasado muy bien y que estaba muy feliz de todo.
La memoria es un ente impresionante. Awesome, diría en inglés. Me recuerda esta cita de Pratchett que siempre me ha gustado:
“Elves are wonderful. They provoke wonder. Elves are marvellous. They cause marvels. Elves are fantastic. They create fantasies. Elves are glamorous. They project glamour. Elves are enchanting. They weave enchantment. Elves are terrific. They beget terror. The thing about words is that meanings can twist just like a snake, and if you want to find snakes look for them behind words that have changed their meaning. No one ever said elves are nice. Elves are bad.”
Por supuesto, awesome inspiraría awe. Eso, a su vez, me recuerda esta escena de Red Dragon:
La memoria inspira eso, “awe”. Una buena definición para estos propósitos sería “fear and reverence”. Eso me inspira la memoria. Reverencia, por supuesto, por su incomprensible complejidad. Miedo, a veces, cuando pienso en la muerte, en la efímera naturaleza de nuestras vidas y acciones. Pero hoy, hoy es esa combinación.
En particular me sorprende la habilidad que tenemos de paginar. Cualquier persona que haya estudiado memoria en computadoras sabe exactamente a lo que me refiero, pero para los que no, la explicación más sencilla* que se me ocurre es la siguiente:
Imagina que tu computadora tiene espacio (memoria) para correr 3 programas al mismo tiempo. Pero tú, usuario multitarea con variadas actividades en tu idea, necesitas 4. Qué puede hacer tu computadora? Pedirte más RAM? No, claro que no. En vez de eso, se la pasa haciendo malabares. Si necesitas programa A, B y C al mismo tiempo ahorita, entonces manda al programa D al aire. El aire, en esta analogía, es el disco duro (almacenamiento, que no es lo mismo a memoria). Si el siguiente instante necesitas a B, C y D, la computadora toma a D del aire, y manda a A a volar. Y así, malabares, todo el tiempo.
Los últimos días, y de manera completamente involuntaria, he estado recuperando páginas que estaban en el aire (léase: en almacenamiento) desde hacía años. Los catalizadores han sido variados: música vieja, el sonido de las olas, algún episodio repetido de alguna serie. Lo interesante no es eso, desde mi perspectiva. Es esa maravillosa habilidad de nuestra mente de enterrar contextos completos. Porque cuando me refiero a que he estado recuperando páginas, no me refiero a pedacitos de recuerdos. Me refiero al estado mental que tenía en aquellos momentos. Recuperar el Zeitgeist, como dijeran los alemanes.
Me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. Las decisiones tomadas. Los planes a futuro. Le da un contexto importantísimo a mi condición actual. Todo esto lo agradezco.
Pero, atrás de todo eso… awe.
* Sí, ya sé que la paginación no trabaja sobre espacios de memoria de procesos completos. Ni la analogía ni la explicacion simplificada se benefician de este conocimiento.
Quiero que sepas que eres un alimento formidable. Desde que supe de tu existencia, quise saber todo de ti. Leí foros. Consulté doctores. Me dí un clavado en Wikipedia. Y cada nuevo párrafo, cada pestaña abierta, me atraía más y más a ti.
Estás llena de vitaminas. A. C. K. Digo, eres prácticamente una banderita TCP tú sola. Si eso no es mensaje de Esus, no sé qué pueda serlo. Pero no paras ahí! Estás RE-PLE-TA de hierro. Potasio! Magnesio! Calcio! Habrá algún nutriente que no tengas?
Y, encima de todo… tienes relativamente CERO peso energético! Eres como un hermoso tupper de nutrientes. Gracias a ti, sigo tragando cantidades groseras de comida – pero haciendo trampa! Eres como un cheat code alimenticio que se ajusta perfecto a mi estilo de “cocinar”: tómalo de la bolsa, ponlo en el plato, bon apetit.
Hice un recuento de mi vida, y dije, aquí es. Aquí es, espinaca. Tu, yo, y mi plato. FOREVAH.
Pero, como siempre en estas cosas, comenzaron a salir problemas. Duras poco en el refri. No worries, pensé. Te conseguí tuppers (reales), porque yo estoy comprometido con esto. Tres tuppers, grandotes, te conseguí. No puedo ir diario a la tienda por ti (no me sale en tiempo, no me sale en dinero), pero con los tuppers podríamos hacerlo funcionar. Y funcionó… un tiempo.
Después, comenzaste a llenarte de humedad DENTRO del tupper. Like… c’mon. Espinaca. Todos somos adultos aquí. Cómo demonios te llenas de humedad _adentro_ del tupper? Entiendo que todos tenemos nuestras idiosincracias, y que son justamente esos pecadillos los que nos hacen fabulosos y coquetos y simplemente hermosos. Pero, neta? Para eso son los tuppers, espinaca.
No hay problema. Yo te como así. No sabes tan bien, claro. Y no puedo medir tan fácilmente la cantidad que me zampo, porque me cambias de buenas a primeras tu radio peso/volumen. Pero, espinaca, yo. me. adapto. Si tú te esfuerzas, yo me esfuerzo.
Ahora me vengo enterando de los oxalatos. Espinaca, no quiero piedras en el riñon. Porqué no dices esto en la maldita bolsa? Porqué me tengo que enterar por terceros, y a destiempo? Ese no es el fundamento de una relación sana, espinaca.
Qué será mañana? Causas gota? Si te mezclo con frijol formas un explosivo prohibido por la convención de Ginebra? Me vas a forzar a hervirte? De una buena vez te digo: tengo mis límites. No voy a comprar una vaporera por ti.
Ojalá podamos tomar este momento como un parteaguas en nuestra relación. Ojalá puedas darme lo que busco. Ojalá te comportes a la altura de un vegetal tan fantástico como eres tú.
Porque si no, no sé qué va a pasar con mi vida. He probado con el brócoli. Le di chance a la zanahoria. La lechuga es puro atractivo visual, pero sin sustancia. Eres tú o ninguna, espinaca.
You don’t know yourself, because you never can. The Godhead is never an object of it’s own knowledge. Just as a knife doesn’t cut itself, fire doesn’t burn itself, light doesn’t illumine itself. It’s always an endless mystery to itself.
Alan Watts
De todas las validaciones posibles, la más poderosa y adictiva (para mi, al menos) es la que te dice “te acepto como eres. Así, como eres ahorita. Como eras antes, y como vas a ser después.” Eso es amor para mí.
Consecuentemente, el rechazo más poderoso es el que dice “no, gracias.” Uno sutilmente más doloroso es el que dice “veo potencial, si tan solo cambiaras X…” En diferentes momentos de mi vida, he sufrido por el primero, escapado corriendo o hecho maromas por el segundo.
Dijera el poeta, “¿pero qué necesidad?” No te basta, Sergio, con lo que tienes ya? No te falta “nada.” De qué, exactamente, te quejas? Tus decisiones te llevaron al lugar en donde estás, y si quieres cambiar algo, pues anda y cámbialo, pero no sigas rascándole de más a una costra que no deja de sangrar. Parfavar.
Los psicólogos me apuntarán directamente a Maslow, o tal vez a Kenrick. Textbook case, dirían. Y tiene sentido. Es parte de ser humano, después de todo. Este sentido de pertenencia, y no hay tribu más fundamental que la de la pareja.
Pero…
El último par de días he estado rumiando una idea. Nació de noche mientras escuchaba algo para quedarme dormido. Y al día siguiente leí un poco y me encontré con la frase citada al principio. “Ándale,” pense. “Por ahí va la cosa.”
Porque decir “pues es que necesitas validación” solo responde parcialmente la pregunta. OK, sí. I’m needy. Pero… porqué? Qué tiene de especial la validación? Si lo que buscas tiene un fundamento biológico, ve y come chocolate (y paga lo que debes.) Si es algo más… de qué naturaleza es? Cómo puedo pretender “trascender” a esta “debilidad” si no entiendo su naturaleza? Me atrevo a llamarla debilidad, pero, y si no lo es? Y si es algo que debo estimular? No me sirve una respuesta incompleta, pues.
Y bueno, tampoco es como si fuera a escribir una tesis al respecto (de hecho siento que este post esta muy patéticamente desmenuzado para haber tomado un par de días de fermentación.) Pero al menos, es un avance. Un intento de mejora.
Total que a la conclusión que llegué es: lo que ando buscando es un espejo.
"Ahhhh! Buscas un accesorio! No una persona con necesidades y opiniones!" No, calma. No estoy diciendo que solamente busco un espejo. Estoy diciendo que mi necesidad de validación surge de mi deseo de un espejo.
La madrastra de la bella durmiente quería un espejo que la validara: que le dijera que era ella la más bella de todo el reino. Suena padre, pero no es lo que busco. No quiero ese tipo de validación. Además de ser, en mi muy humilde opinión, una salida fácil, es aburrido. No necesito ni quiero ser el mejor, no necesito ni quiero tener siempre la razón. Lo que sí quiero, necesito, es ser visto.
Let me tell you, it’s a weird thing to feel at 54 years old, that for the first time in your life your mother sees you. It’s an odd realization that that’s the thing you’ve been missing, the only thing you wanted all along, to be seen.
Por supuesto que para Bojack esto no es un momento de felicidad, en varios aspectos. Pero resuena conmigo. Es difícil ir por la vida sintiéndose incomprendido. Es más difícil todavía sentirse injustamente incomprendido. Como si no te hubieran dado oportunidad de explicar. Tal vez por eso dedico tiempo a escribir largas elucubraciones que no tienen sentido práctico. But dammit, I just want to be seen.
Es la tercera vez que dejo de fumar. Me permito ya llamarle a esta aventura “dejarlo” porque 100 días ya es algo significativo y porque ya no siento esa ansia de fumar. A veces, muy a veces, siento antojo. Que es muy diferente. Pero luego me acuerdo de lo que conlleva ese antojo (el asqueroso sabor en la boca, el sentirme observado y juzgado, la culpa de tirar la ceniza hacia abajo, la culpa después de fumar) y se me quita, fácil.
Es la tercera vez. La verdad es que marcar las otras dos veces es un duro ejercicio de memoria, pero sé que duraron al menos unos años cada una. Tres años? Cinco años? Quién sabe. La última vez que volví a fumar, recuerdo bien, lo hice porque “me gusta fumar.” Y, en cierta medida, es cierto. Me gusta tener eso, mío. Me gusta cómo me hace sentir durante. El rush de la nicotina es rico. Me gustan los Zippo. Hasta era un bonding experience con mis hermanos (creo que en parte por eso empecé, in the very beginning).
Al escribir el título del post me puse a pensar. Milestones. Sí, mile stones. Markers. Pero también, en cierta medida, millstones. Nos pesan, estas metas, porque vivir pensando en “el camino” es durísimo. Qué pasa una vez que llegas? Buscas otra meta? Vives constantemente en búsqueda de otro reto? Qué tensión. Qué estrés.
Pude celebrar varios milestones este año. Algunos los he celebrado, en privado. Algunos otros, pocos, en público (o al menos con selecta compañía). Algunos los he minimizado, porque siento que el camino todavía no acaba. Pero otros más quiero eliminarlos, borrarlos de mi memoria, ni siquiera considerarlos como logros. Y otros más, los persigo, y en esta persecución los alejo cada vez más. Millstones.
Completamente sin relacion: acabo de darle zoom out a la página (por accidente, algo tremendamente fácil de lograr con el touchpad) y me doy cuenta que WP se ve muchísimo mejor en 50%. Un poco de esfuerzo para los ojos, tal vez, pero le da muchisima más perspectiva a lo que estás escribiendo. El zoom por default te centra demasiado en un párrafo y no te da un sentido del contexto del post. Le doy like!
En fin, solo quería escribir algo para conmemorar el momento. 100 días. Here’s to 1000.
Resulta que a Sergio se le ocurrió, por allá de Octubre, empezar a medirse.
Siendo honestos, más que ocurrírseme a mi, el gimnasio me midió el primer día que fui. Y se me quedó la costumbre: no diario, porque no soy ese tipo*, pero con cierta frecuencia. Ayudó a mis fetiches tecnológicos que la báscula del gimnasio es un armatoste bastante moderno, que calcula no solo tu peso sino tu porcentaje de grasa, peso total de agua, fecha aproximada de muerte y todas las razones por las que sigues soltero (con un margen de error aceptable de un 5%). Así como el resto de las máquinas del gimnasio, la báscula también registra sus mediciones en una nube, a la que tengo acceso en todo momento.
Cuando empezó la cuarentena en Marzo perdí el acceso al gimnasio, el registro regular de mi peso, y un poco más de respeto por mi mismo (esto último por aquellas razones). Después de un par de semanas de malas decisiones, tomé la determinación de “no dejar irme a la mierda” como me recomendaron en Noviembre, y busqué (1) una báscula nice que hiciera el 80% de la chamba de la del gym por 1% del precio y (2) el apoyo de un profesional en el campo de la nutrición.
Hasta aquí, todo bien. La báscula llegó, mide peso, grasa, agua y músculo, y también tiene su nube. Encontré una fantástica nutrióloga y voy en la cuarta iteración de dietas personalizadas, sigo progresando pero ahora con supervisión nutrimental (algo que me preocupaba bastante considerando mi remilgosidad). Y como la doctora siempre me pregunta mis medidas, se me ocurrió – porqué no compartirle mis datos cumulativos hasta ahora? Los números duros hablan mucho mejor que las historias, después de todo.
Por supuesto, pensé que era una tontería querer extraer datos de ambas nubes, y combinarlos yo. Seguramente sería más fácil que una de las dos consumiera los datos de la otra, y bajarlos ya acumulados, no? La báscula de mi casa no puede consumir datos del gimnasio… pero la nube de la báscula del gimnasio sí puede consumir datos de mi báscula! Yay, progreso! Ok, que se sincronicen los datos, luego exportar…
Primer problema: la nube de la báscula del gimnasio (a la que llamaré SuckyMcSuck, o SMS) me entrega mis datos en JSON. Sí, leyeron bien: el formato hipster por excelencia. Algún día deberé publicar a detalle porqué aborrezco a JSON (es muy similar a la razón por la cual aborrezco a Java: se hizo ridículamente popular y ahora es el martillo usado por desarrolladores para cualquier tarea, sin importar si se necesita un desarmador o un escalpelo o una lija), pero no será ahora.
OK… no le puedo dar a mi doctora un archivo de JSON. No me puede odiar, no todavía. Bueno, pero podemos pasarlo a Excel… seguramente tiene un formato decente, no? No???
“Piri nidimis is quimbirli i quilimnis”. STFU. Esto era una actividad de 1 slot y ya llevo 2. Pfffff.
Intenté sacar gráficas… nah, muy complicado. Así se lo mando, solo ordené por la segunda columna. Al menos puede filtrar por el valor de la primera columna…
Pero no lo pudo abrir. Ah, el nuevo Excel seguramente guarda en un .xlsx no compatible con los viejitos. No hay problema, exportando a xls…
Oye un momento. He registrado mi peso diario en la báscula de casa desde Abril, y en SMS solo hay unos cuantos días de Mayo.
FFS. Le faltan datos.
Gah. Voy a tener que combinar manualmente! Noooooooo….
Ok, ya estoy combinando manualmente. Un poco de PITA, considerando que el formato de la báscula de casa es de hecho mucho más decente… Pero no voy a transformar SMS al formato decente. Nop, mucho trabajo.
Al menos las fechas se parecen! Solo le faltan segundos a estas. Pero al menos podré ordenarlas en el combinado…
Porqué no se ordenan bien???
Ah. Porque las fechas de SMS no son fechas! Son… texto. Yay…
Así que tuve que aprender a extraer fechas de texto en Excel. Yay, aprendizaje… momento, Excel traduce el nombre de sus funciones. OK, “LEFT” se traduce fácil… cómo se traduce “MID”? MEDIO? Nop, hay MEDIANA, MEDIA, PROMEDIO… Ok, Google… “EXTRAE“? Neta? Neta, traductores de Microsoft?
Y todo porque una maldita nube no sabe normalizar (ni importar datasets).
P.D.: En total esta aventura costó 5 slots. So… yeah.
*Nótese que acabé convirtiéndome en “ese tipo”, pero en casa. Como muchas de mis peripecias últimamente, empiezo con prejuicios y acabo dándome cuenta de lo ridículos que son.