Finales y comienzos

He estado reflexionando mucho últimamente acerca de lo que significa cerrar ciclos y comenzar nuevos tiempos; todos los que me conocen saben que el 2009 ha sido una gran maraña de transiciones en mi vida. Desde cuestiones completamente personales (que probablemente representaron el mayor obstáculo para seguir adelante, aunque finalmente fueron el catalizador perfecto para lo que surgió después), académicas (finalmente! cumplí los dos años…) y laborales (por mucho que me doliera), este año ha sido una serie de finales que me costaron mucho trabajo aceptar. Poco a poco acepté la noción de ser soltero, graduado y sin ingresos, y hubiera estado tentado a quedarme ahí… pero la vida no funciona de esa manera.

Al final, he tenido que avanzar en varios aspectos, y hoy domingo es el último día de mi estancia actual. Mañana comienzo el que probablemente será el mayor reto de los que enfrento a futuro: mi maestría, algo que me había propuesto mucho antes y que por todo lo anterior se me había olvidado. Supongo que cuando te enfocas en respirar día a día y no caer en depresión se te olvidan tus metas a futuro… y claro, no salí solo de todo eso, tuve mucha y muy buena ayuda. Y espero tenerla, si bien de forma diferente, en esta nueva aventura. Dos años más (se acuerdan! Pero ahora sí es en serio), solo dos años – y mucho trabajo condensando en esos dos – y terminamos la maestría. Veremos si estoy al nivel… y no se me olvida que no es cualquier programa de posgrado. Ya veremos, pues.

Como en todo, los comienzos nuevos causan ansiedad. Temor, también. Y un poco de inseguridad, de saber si lo que viene (si es que viene) te llevará por buen camino o a la perdición. O si simplemente daras vueltas en círculos, quien sabe. Yo siempre he dicho que es estúpido tener miedo, y que debes dejarte guiar por lo que el corazón te indica, pero es difícil aplicar el mismo consejo cuando el problema es tuyo y de nadie más. Mucho tiempo estuve indeciso y a punto de dejar ir la oportunidad, y me da gusto no haberlo hecho, porque – y vaya que así es! – esto me abre tantas puertas… sobre todo conmigo mismo. Es un “nuevo día”, por así decirlo, y no puedo esperar para comenzar. Gracias por no dejarme abandonarlo…

Finalmente, he aceptado el reto. Estoy tomando el miedo por los cuernos, si me permiten la expresión, y entrando de lleno a nuevas experiencias. Tal vez tuviera una mejor articulación de todo esto en seis meses, pero por lo pronto es lo mejor que puedo hacer.

Mañana empezamos. Yo prometo dar todo lo que tengo, esforzarme y no rendirme. Hasta no conocer el resultado, continuará…

Reflexiones finales

El 18 de agosto de 2003, a las 16.00 hrs, comenzó oficialmente mi carrera de Ing. en Computación. Mi primera clase fue Cultura y Comunicación; curiosamente, una de las primeras que cayeron ese semestre… y no en el buen sentido.

Para Noviembre únicamente conservaba yo esperanzas en Cálculo I, y para Diciembre esas esperanzas se habían evaporado (en parte porque para Noviembre ya había dejado de ir a todas, y ¿para qué seguir en solo una?). Es posible que ahí hubiera quedado mi historia, una carrera que no era para mí, donde cualquier faltita te podría causar problemas y un examen de 2 (sí, dos!) no era tan raro ni difícil de obtener. Pero… pues, no sé, por algo pasan las cosas.

Seis años y 4512 horas de clases después, por fin terminamos. Recuerdos clásicos:

– Mi primera reprobada (Lab. de Física Experimental, y por consiguiente la teoría) debido a mi cuarta falta, por no poder entrar con animales al laboratorio (traía un hamster en una caja de kleenex… sí, y no es broma)… en Septiembre! O acaso Octubre… un lunes…

– Los proyectos “a vapor”… imposibles de enumerar, por obvias razones.

– Los sábados de Manny!

– Mi primer horario  “de cabaretera”… Geometría Analítica, 8.30 – 10.00 PM, en mi segundo semestre…

– El semestre de la muerte: 6 materias, 6 laboratorios, el Instituto… 7-10 LUN-JUE, 9-10 VIE, 9-1 SAB…

– Aquel sábado de la muerte en departamentales: Ecucaciones Diferenciales (7.00 AM), seguido por Termodinámica (10.00 AM), seguido de Calculo III (1.00 PM)…

– El pastito… rico pastito…

– El cuarto piso a las 7 AM… mucho viento… buenas fotos…

– Guadalajara, Noviembre 2007.

– Mi primera laptop.

– Las papas pastosas y los cuernitos verdes…

– Arqui! Buenos desayunos…

– Mis amigos, viejos y  nuevos…

Sigh… tantas cosas. Supongo que irán saliendo.

Del amor y otras menudencias

Hay curiosos momentos en la vida en que es necesario preguntarse: ¿Qué es esto? ¿Estoy en Marte? ¿Son, acaso, todas iguales?

La lógica de las chicas es algo que me pareció siempre, por ponerlo en términos ingenieriles, “lógica difusa”; es más, se meten conceptos de mecánica cuántica, como el gato de Schrödinger… ya saben, aquel que al mismo tiempo puede estar vivo y muerto, dependiendo de la perspectiva (y si algún físico teórico me está leyendo, disculpen pero hay que simplificar esto). Es curioso que solo en la mente femenina se puede concebir que al mismo tiempo estés bien y mal, que algo sea y a la vez no lo sea… incluso situaciones no opuestas, pero que en cualquier otro contexto sería mutuamente excluyentes.

Pero bueno… eso ya lo sabíamos. Creo que cualquiera que lea esto está consciente de mi teoría de la X (polémica, aunque en mi opinión certera), y aunque me tilden de loco o misógino (o loco misógino, aunque sea asexual la X) mis opiniones son bien conocidas. Hasta hace poco hubiera podido aceptar que podría ser mi simple “vuelta en la feria” la que hablara por mí, que mis experiencias – muy personales y subjetivas – daban tamaño y forma a mi opinión. Y luego platiqué con un amigo.

Mi amigo (que por practicidad y anonimato le llamaré Juanito) viene saliendo de una tormentosa relación, sin duda con sus altos y sus bajos… pero tormentosa sin embargo. El sería el primero en indicar que fue, a todas luces, una relación que le cambió muchas perspectivas. Y una de ellas, y que tangencialmente me cambió las mías, fue la experiencia de las reacciones de su ahora ex ante las vivencias que pasaban. Mientras más platicamos (de forma independiente, he de recalcar) más nos damos cuenta que las chicas deben venir con un chip preprogramado de la misma fábrica, con algoritmos idénticos y un banco de respuestas muy similares… Por ejemplo, como reaccionan ante una eventualidad que nos impide reunirnos con ustedes (i.e., horrible), aunque su reacción cuando ustedes son las de la imposibilidad es completamente diferente (“es que no comprendes!”); y, por supuesto, Dios nos agarre confesados si se nos ocurre puntualizar esta discrepancia (“o sea… vas llevando cuentas?!”).

Por supuesto, que esto bien puede ser un caso de X-Y en vez de chicas-chicos.

Hoy estuve releyendo un tramo de “Un mundo feliz” y recalcan algo que reverberó en mi interior. Casi al final, el “malo que en realidad es bueno pero para propósitos prácticos diremos que es el malo”, Mustafá Mond, está platicando con el “noble héroe de nuestra historia”, el Salvaje John. Mustafá le comenta al Salvaje, que ha vivido toda su vida en una reserva, aislado de la civilización, que en el pasado Dios era algo muy importante entre los humanos. Incluso le indica porqué: cita a algunos filósofos  que comentan que Dios se vuelve más trascendental conforme el hombre pierde sus “juegos infantiles”, sus “diversiones de juventud”, etc. Mustafá comenta que, en su sociedad, esto nunca se pierde (puesto que han descubierto la forma de eliminar la vejez) y, por tanto, Dios pierde su importancia, al punto de ya no ser un elemento en la sociedad ni la mente humana.

Y, qué resonó? Pues simple: algo similar pasa con el amor (y no, no hablo de los enamoramientos… hablo del amor), el matrimonio, los hijos.  Creo que mientras somos jóvenes, tenemos “libertad”, podemos “disfrutar la vida”, estos temas pasan por nuestra vida solo cuando escuchamos que algún amigo descarriado se casó, tuvo un hijo, etc. Jamás nos detenemos a buscar a esa persona especial, e incluso podemos dejarla pasar aunque pase enfrente de nosotros, nos sonría y nos brinde un pastel de chocolate (aunque yo personalmente prefiero un buen flan).  En ocasiones no solo la dejamos pasar, sino que activamente la ahuyentamos, porque… pues porque la vida es corta, y *me están deteniendo!*. Sí, se dan los casos (3 confirmados, en mi experiencia).

Conforme avanzamos en la vida – trabajo, responsabilidades, más dinero pero menos tiempo, más juguetes y menos diversión – nos damos cuenta de que, tal vez, haya algo más allá afuera. Ponemos más atención en aquella amable chica que nos trajo el café, o el guapo chico de la oficina, y pensamos “hmm. Tal vez, solo tal vez…”. Y va creciendo el sentimiento. Si tenemos la suerte de contar con una relación, las cosas se van escalando, vamos haciendo planes, nos mudamos juntos, tal vez boda, hijos, etc. Y descubrimos otro tipo de “libertad”, otra “felicidad” de la que nos platicaban pero no nos la creíamos. Y sí, algunos descubrimos que es horripilante y no tiene nada de bonito, pero no todos. Otros descubrimos la belleza de todo ello.

Tal vez, no se trata de que la nueva generación ya no cree en el matrimonio (como he pensado últimamente). Tal vez, solo tal vez… se trata de que la nueva generación tiene más tiempo para jugar y divertirse antes de que se marchite la rosa y descubramos el resto de la vida. En cuyo caso, solo tengo que aguantar… un poco más…

Quizás, quizás, quizás…

La larga espera…

Es como cuando vas al doctor. Te dicen “tiene ud. cita a las 4.00 PM” e, invariablemente, te encontrarás esperando al doctor hasta las 4.10, mínimo (eso, claro está, suponiendo que llegues puntual – de no ser así, buena suerte encontrando atención ese mismo día). Dependiendo de tu urgencia, esa espera es… bueno, más o menos difícil. Si estas esperando resultados de algún examen, pues todavía peor. Se vuelve un tiempo casi insoportable…

Estoy actualmente a la espera de mis últimas 3 calificaciones de la carrera. Después de ellas… no más exámenes. No más tareas. No más proyectos. Al menos no solicitados por la FI (HFI, dirían algunos). La espera se ha vuelto… nostálgica, interminable y a la vez llena de deseos que no acabe. Porque al acabar la espera, acaba el viaje. Duro, cansado y a veces difícil de sobrellevar… pero que viaje!

Seis años llenos de experiencias, sueños rotos y creados, expectativas redirigidas, de vida fuera de mi mundo y dentro de otro nuevo que ahora oso llamar mío… conocer otra casa, mi nueva casa, la que me dió cobijo y durezas y hambre y sed y papas pastosas y pollo mal cocido y mucho conocimiento… y sueño. Todavía me debe como 3 años de sueño. El pequeño puntito en el sur que se ve como un mundo cuando estás dentro, toda una arcología sin las paredes y al aire libre; ya decía yo, una casa… mi hogar. Y aunque aquí sigo, digamos que cambio de cuarto. Me gustaba mi cuarto.

En fin… quisiera creer que voy a publicar algo más interesante cuando el gran momento llegue (y entre comillas, porque… falta la tesis, el título, etc.) pero pues… quería expresar esto. Me agobia la emoción… para ambos lados.

Facultad de Ingeniería, circa 1970
Gracias...

Pánico escénico

Dos semanas y media… 17 días… 408 horas…

Y qué se supone que debo de saber? Mi carrera, obvio. Mis expectativas, mis planes futuros, el plan de vida de aquí a 5 años (“o sea, mínimo!”)… ah, y de qué sabor mi nieve, también. Supongo.

Es correcto esto? Pasar 5 años (ok, 6, pero no te fijes) feliz de la vida como almeja en tu… er… almeja, preocupado de objetivos perfectamente bien definidos, y de repente puff! Ya no hay barreras! Soy el único loco que piensa que tiene poco sentido?

Y lo irónico es que puedo seguir en el mismo camino… pero creo que no quiero. Cuál es el momento apropiado para decir “esto no es para mí, mejor me voy por acá” sin que eso represente un abandono de todo lo que has buscado? Confuso, sin duda. El mundo te empuja a seguir el camino predefinido, y corres el riesgo de quedarte solo (aunque eso sí, dándote la divertida de tu vida) si decides desviarte.

Diría la cocuguita: “Patrañas!”. Claro que también diría algo así como “ponte a trabajar y deja de quejarte”, pero bah, ni quien se fije…

Tal vez es el sueño. O la falta de, en su caso. Es probablemente imposible de determinar, pero lo que sí es cierto es que estoy muy cerca de escoger la ruta menos preferida… no me siento al borde de un precipicio, me siento como el perro de las dos tortas. A ver si se puede reescribir la historia.

Sigh… debí ser coordinador ofensivo…

Disyuntivas

Si pudiera yo saber
lo que aún viene,
si pudiera inferir
lo que mañana tiene.

Podría ser indecisión
o una mera disyuntiva,
de ambos lados pinta
una ruta atractiva.

Tal vez suene mal
o me vea inmaduro.
Tal vez solo sea
necesario darle duro.

Si esta mal no desear
o desear solo silencio.
puede que sea un tonto
o meramente necio.

Sin embargo sigo
buscando descanso.
A ver si mañana
por fin lo alcanzo.

Ayer te ví y pensé, eres roca.
Peñasco impertérrito que se alza
imponente sobre aquellos que, atontados
podemos solo admirar tal bonanza.

Dura y rígida por fuera, sin duda.
Inspira respeto, sorpresa y atención,
aunque es importante hacer la nota
que bien puede despertar devoción.

Y quisieran creerte por completo
desprovista de cualquier movimiento.
Ay de aquellos que, en su impotencia
no pueden entenderte por dentro.

Disculpame, claro, la pretensión
de comprender algo tan perfecto.
Pero me agrada captar, si bien poco,
la breve ironía de este aspecto.

Pues yo creo que aún siendo roca
tienes mucha vida atrapada y ansiosa,
que completamente inútiles, nosotros,
hemos solamente dejado deseosa.

Pero, ¡no más! Me declaro culpable,
responsable y por todo el designado
de verme a tu lado, duro empujando
siendo tal vez, si deseas, tu aliado.

Oh, yo entiendo, tal vez soy ingenuo
al pensar que podría hacerte rodar.
Pero creo que, de lograrlo algun día
seguro que ya no podrías parar.

Pues fiel a las leyes de nuestro universo
iniciar tu camino implica un gran reto
pero si es superado, y logras iniciar,
sería simple inercia el ruedo perpetuo.

Tal vez sueno como si fuera automático
que, ya comenzando, siguieras tú sola.
Me permito aclarar que pretendo, contigo
correr más que aquella proverbial caracola.

Así pues, hoy también, te veo y eres piedra.
Yo diligente, reuniendo energías
seré leviatán que sacuda tu mundo
y, si me aceptas, brindarte alegrías.