“¡De panzazo!” y otras ideas sobre la educación en México

Pues hoy, mientras navegaba los intertubes, ví un link a un video, avance de un documental muy interesante llamado “¡De panzazo!”, producción de Loret de Mola y con dirección de Juan Carlos Rulfo (Del olvido al no me acuerdo). Interesante propuesta… por decir poco.

La idea del documental (disponible en el buen youtube) es plasmar una imagen fehaciente del estado de la educación mexicana actual. De lo poco que se ve en el promo (dura 7:33), se ven duras entrevistas a muchos personajes importantes en el tema, así como grabaciones ocultas realizadas por alumnos durante sus propias clases, y el voiceover del Sr. de Mola con comentarios acerca del tema. Debo decir… es algo triste, y en mi opinión más importante que “el narco”, tema que por supuesto domina los titulares nacionales al momento.

La verdad es que esta opinión está basada completamente en experiencia personal; en mi vida me ha pasado algo criminal, pero sí he tenido contacto directo con los efectos que una mala educación (estrictamente hablando del ámbito académico) puede tener en la vida de una persona por demás capaz y con gran potencial. Y por supuesto, en el hecho de que una buena educación permite plantarse firme ante esas (y otras) tentaciones…

En cuanto al contenido… qué puedo decir. Francamente, me dan ganas de abandonar todo y largarme a dar clases a algún lugar. Triste, decepcionante y muy encabronante la actitud que algunos maestros tienen ante su profesión. Sobre todo porque tuve la fortuna de ver muy de cerca lo que verdaderamente es un maestro de calidad.

Terrible, en fin. Tal vez tenga más cosas que decir después, pero… por ahora solo se resume en 🙁

Calaverita

Mi hermosa, adorada, y amada novia me escribió esto… debo decir que todos mis posts se quedan cortos: si me quieren conocer, esta es la mejor manera.

Y cito:

“Un día la muerte decidió llevarse a Andrés,
visitó su cuarto y lo encontró con la cabeza entre los pies.

Dijo: ‘No me lleves, aún no termino de trabajar.
Si quieres hasta tú me puedes ayudar…
no decido entre el cuadrado o el circular.
¡Ves cómo me desespero, y tú ya me quieres llevar!’

La muerte contestó: ‘Ya eso no importa, es hora de tu partida.
Tú decides si ahora o al rato en la comida.’

Andrés respondió ‘¿No podrá ser hasta el lunes?
Es que al rato juegan mis delfines, y después me echaré unos atunes…’

‘¡Noooo! Responde la inmunda calavera,
‘Te llevaré hoy no importa la manera’
‘¡O me llevas a las memorables! A mí y a mis carnales’
‘Si te llevaré por una delicia de hamburguesa,
aunque no podrás despreciarme un buen trago de cerveza’

Ya lo hecho, hecho estaba.
La calaca ya ni en levantarse reparaba.
Sergio logró su cometido:
atragantar a la catrina
para que no se lo llevara a su nido
y así poder seguir trabajando,
sin recordar lo acontecido…”

Debo decir… wow.

Te amo, Elena!

Tómbola

¿Cómo va aquella canción?

“Yo soñaba con tu nombre,
Esperaba conocerte.
Y la tómbola del mundo,
Me premió con tu querer.”

Han sido dos tres semanas increíbles, llenas de cambios… no solo en actividades, sino también de paradigmas. Estuve releyendo mi blog hace unas horas y hay tantos posts que me parecen tan lejanos… como si los hubiera escrito otra persona, en una galaxia muy, muy lejana… que apenas reconozco y cuyos pensamientos me parecen lógicos, pero a la vez inentendibles.

No lo digo por la UNAM. Verdaderamente voy a extrañar mi casa, la que fue más mi primera casa que el lugar donde duermo. No… mis sentimientos por la UNAM no han cambiado, y no creo que cambien en ningún momento. La decisión de abandonarla (aún cuando podría ser temporal) es meramente cuestión de resolver aquello que he dejado pendiente. Aunque hayan dudas… vamos, las adversidades no nos van a dejar nunca. Así que voy con todo… y espero no defraudar. Sé bien que no soy el mejor en el mundo, pero espero ser lo suficientemente bueno. Haré mi mejor esfuerzo. Lo prometo. Lo demás… lo dejaré en manos del destino.

En cuanto a lo demás… lo dejaré en tres palabras:

Te amo, Elena.

A triunfar!

od, y la importancia de los saltos de línea

Cuando uno se dedica al negocio de la computación, a veces se nos olvida que lo que nosotros vemos no es exactamente lo que las computadoras procesan. Lo que para nosotros son frases, imágenes o sonido, las computadoras interpretan como señales: análogas (como cuando hablamos por micrófono) y digitales (casi todo lo demás), también llamadas discretas.

Este punto salió a colación hace apenas unos minutos, mientras trabajaba en una rutina de firmado. Para quienes no lo conozcan, el proceso de firmado digital funciona de la siguiente manera:

– Obtener los datos a firmar
– Calcular una suma (también conocido como hash) de los datos — un valor único y (supuestamente) irrepetible que identifica dichos datos.
– Cifrar esta suma obtenida, con alguna llave privada.

El proceso es probablemente mejor explicado por Wikipedia, pero el concepto es sencillo. Particularmente para aquellos que entienden criptografía de llave pública… pero creo que me desvío del tema. Ligeramente.

El problema de este tipo de firmados es que las sumas son extremadamente sensibles a cambios en los datos. Para ejemplo, vean los resultados de dos cadenas ligeramente diferentes. La cadena “hola”, calculando su MD5 (un tipo de suma), nos entrega:

916f4c31aaa35d6b867dae9a7f54270d

La cadena “hola.” (nótese: idéntica, excepto por el punto al final) nos entrega un MD5 completamente diferente:

296366cea89e11cdc7999e42463575fe

De hecho, esta es la (supuesta y desde hace años demostrativamente falsa, en algunos casos) fortaleza de las sumas de seguridad. La idea que una combinación de datos diferente nos entregue, siempre, necesariamente, resultados diferentes, es la raison d’être de las sumas de seguridad.

Bueno, pues todo suena fabuloso, excepto cuando no te sale. Resulta que el proceso de firmado que estabamos realizando (un proyecto del cual hablaré más después) no estaba funcionando como debe. Y después de varios días de estarme peleando mentalmente con el problema (‘debe ser un problema con el algoritmo’, pensaba) me decidí a adentrarme en el problema a fondo.

Revisé el RFC respectivo; busqué soluciones alternativas; visité blogs extraños en busca de respuestas. Nadie supo darme razón de lo ocurrido, aunque para ser franco no *consulté* con nadie, más bien busqué y no encontré. De pronto, y por pura suerte, encontré una alusión al estándar de codificación (UTF-8, en caso de que alguien esté interesado), y eso me hizo pensar — los estándares de codificación solo son diferentes representaciones binarias de lo mismo. Binarias… binarias…

Seguramente algún problema había con la representación binaria. Si cambiamos una letra, las sumas cambias – es evidente, porque cambiamos el bloque de bits. Una codificación diferente seguramente causaría un efecto desastroso en las sumas. Y me dí a la tarea de investigar como buscar la representación binaria de algo, en linux (siendo este mi plataforma de preferencia para lo que estamos haciendo).

Me topé con un viejo amigo: hexdump. Este comando permite la salida hexadecimal de información. Nada del otro mundo, y aparentemente no encontré nada. Pero persistió la búsqueda. Me fuí a topar con este post (casualmente, una mezcla de problemas con MD5 y visualización binaria). Y discuten un punto sencillo: la salida de una función de cálculo MD5 y la salida del comando clásico de linux, md5sum, no son las mismas. Pero… ¿porque?

Un vistazo con od (un comando de salida octal, así como de otros formatos – según su manpage) dió la respuesta:

io@maquina:~$ echo “hola” | od -c
0000000 h o l a n
0000005

Nótese el molesto, maligno y nada bien recibido salto de línea, al final de “hola”. Yo no lo puse. ¿Quién diablos se atreve a modificar mi cadena?

El sistema, aparentemente. Linux es muy servicial, y se dispone a agregar saltos de línea a cualquier “echo” que yo realice. De hecho, debo especificar explícitamente que no se den estos saltos. Y eso hace, por supuesto, toda la diferencia a la hora de calcular una suma – esos bits adicionales para señalizar el salto de línea son tomados en cuenta para el cálculo.

Basta comparar las salidas:

io@maquina:~$ echo “hola” | md5sum
916f4c31aaa35d6b867dae9a7f54270d –
io@maquina:~$ echo -n “hola” | md5sum
4d186321c1a7f0f354b297e8914ab240 –

Donde, por supuesto, “echo -n” especifica a echo que NO incluya un salto de línea al final.

Regreso a mis actividades, por el momento. Pero el día de hoy no se me olvida… y en el futuro, tendré más cuidado con estas salidas. Detalles que uno va aprendiendo poco a poco… 😉

Pensamientos voladores

1. He comido excesivamente últimamente. Debo hacer ejercicio o aceptar un estado eternamente creciente.
2. No se trata de quién, sino de cómo. Creo…
3. Criticar por criticar NO brinda soluciones. ¿Quieres que mejore? Ponte a trabajar.
4. No soy “sensible” ni “considerado”. Debo dejar de ponderar esos adjetivos al pensar en mí. Soy directo… y creo que no puedo ser de otra forma.
5. Todo lo anterior sujeto a cambio sin previo aviso.

Iusacell y el monopolio ‘by default’

A dos meses de que Iusacell presentara su más poderosa oferta en teléfonos inteligentes, el Motorola Droid (renombrado MotoRoi en nuestro humilde país, aunque no debe confundirse con el más poderoso MotoRoi coreano), me entero en la semana que Verizon (que lleva un año comercializando el Droid en los Estados Unidos) retira el (y cito) “veterano teléfono” por el nuevo y mejor modelo, el Droid 2.

Ahora, no sé los demás, pero… ¿qué demonios, Iusacell? Por fin llegas a ofrecer una alternativa contra el monopolio del iPhone de Telcel (y es que… de verdad, si creen que un Blackberry es un smartphone, les ofrezco que experimenten con un iPhone o dispositivo de Android un día de estos) y… qué demonios?! Nos entregas un dispositivo de penúltima tecnología (lo cual, el iPhone, no es), y esperas que paguemos igual o más que por un iPhone? Así no vas a atraer muchos clientes, al menos no aquellos quequieran el mejor valor por su dinero…

En fin, me entristece observar esto. En un mes, Telcel va a sacar al mercado mexicano el iPhone 4 (a solo 2 meses de su liberación en E.U.) y Iusacell… sigue con su teléfono de un año de antigüedad. Lástima que se cree un monopolio así nada más…

Corrigiendo el error de empathy con MSN en Ubuntu 10.04

Hace como tres semanas se me ocurrió la loca idea de migrar de Debian Lenny a Ubuntu, con eso de que había ya salido la versión 10.04 (Lucid Lynx) y que esta es una versión LTS (Long Term Support, o bien de Soporte de Largo Plazo… tres años en particular). Me dije: Porqué no ahora?

Todo marcha de maravilla, con la notable de excepción de su cliente por defecto para mensajerías, llamado Empathy. Empathy es un proyecto de GNOME que está bastante apoyado – es decir, tiene apoyo de muchos frentes – y se ha convertido en el cliente por defecto del tal Ubuntu. Nada mal, excepto por el hecho de que su soporte para características del protocolo de MSN apesta. Y apesta feo.

La bronca con el tal Empathy es que, de vez en vez, se pasma la conexión. Ya no actualiza los contactos, ya no recibo (ni puedo enviar) mensajes, y lo peor… no me puedo desconectar. Bueno, al menos no con la interfaz que me proporciona Empathy. Según él, se desconecta (y luego vuelve a conectarse), pero son notablemente patrañas.

Un par de veces me desesperé y acabé reiniciando (sin comentarios), y todo volvía a la normalidad. Pero evidentemente esta no es forma de vivir… así que me puse a investigar. Primero, instalé el aMSN en un acto de desesperación, bajo el razonamiento de “si la conexión está trabada, el conectarse/desconectarse con otro cliente lo va a hacer funcionar”. Y no resultó como esperaba; efectivamente, aMSN pudo exitosamente conectarse y desconectarse, y sacó al Empathy de su estupor. Pero ahora se quejaba de que no podía conectarse por un (bien explicativo): “Network Error”. Hmmm….

Resulta que Empathy trabaja con un framework llamado “Telepathy” para el manejo de sus conexiones. Se ve bonito, platicado te lo pintan muy completo, pero esa cosa es la que acaba trabándose. La razón por la cual lo digo es que en este viejo bug report de GNOME hablan de un post que describe una posible solución; específicamente:

ok try this remove telepathy-butterfly an you should just have telepathy-haze installed try connecting with that

Lo cual me hizo investigar los fulanos módulos telepathy-*. Esto fue lo que dijo Debian:

||/ Name Version Description
+++-=================================-=================================-==================================================================================
ii telepathy-butterfly 0.5.9-0ubuntu1 MSN connection manager for Telepathy
un telepathy-connection-manager (no description available)
ii telepathy-gabble 0.8.12-0ubuntu1 Jabber/XMPP connection manager
ii telepathy-haze 0.3.4-1 A telepathy connection manager that use libpurple
ii telepathy-idle 0.1.6-1 IRC connection manager for Telepathy
un telepathy-mission-control (no description available)
ii telepathy-mission-control-5 5.3.2-3 management daemon for Telepathy real-time communication framework
un telepathy-python (no description available)
ii telepathy-salut 0.3.11-1 Link-local XMPP connection manager for the Telepathy framework
un telepathy-sofiasip (no description available)

Hmmm… entonces me fuí a ver el proceso y…

sbecerril@dolphins:~$ ps -e | grep telepathy
5320 ? 00:00:04 telepathy-butterfly

Ok… so… este debería ser el proceso trabado. Un simple kill (cortés, sin llamar a -2 ni a -9 por supuesto)…

y voilà! Empathy revivió.

Ahora… a escribir un script que haga eso recursivamente… 😛

Cybersquatter a la vista!

Cuando tenía mi viejo dominio (sergiobecerril.homelinux.com) me justificaba diciendo que era un dominio largo, pero explícito: soy yo (sergiobecerril) en casa, usando linux (homelinux) y pues… pues el .com es el más reconocido, nooo? Además, tenía la ventaja más grande de todas: era gratuito. Y es que el prospecto de pagar $30 USD por año no se me hacía muy apetecible, con mi salario de $2,000 MXN y todo.

Pasaron dos años… y gracias a jusafing, decidí por fin apretarme el cinturón y comprarme el dominio. No me salió tan caro (alrededor de $80 USD), y me permitió hacer un secret registration, DNS dinámico, y toda la cosa. Por un año, por supuesto, pero aún así estuvo muy bien según yo.

El punto es que a la hora de comprarlo, decidí conseguir un .org. Había dos razones: el precio (.org es más barato) y el propósito del sitio. Como saben, tengo yo diferentes prospectos de negocio (aquí es donde irían mis diferentes links, pero ya vendrá el tiempo después), y cada uno tiene su sitio particular. Me pregunto… ¿qué necesidad habría de que registrara un .com a mi nombre, si lo pienso utilizar para propósitos personales? Ninguno, supuse. Y entonces me quedé con el .org. Ya no había sergio.org, pero sí un sergiob.org.

100 posts después, me entero que mi noble y humilde sitio tiene ya un cybersquatter (vayanse al cuerno con su término latinizado, eso no existe). Y pues… es una mezcla curiosa de orgullo paternal y horror personal. Digo, que orgullo que alguien me quiera imitar, pero… en serio? Ya no hay respeto por nada en este mundo?

Para no hacerles el cuento (más) largo, sergiob.com ya es de alguien. Y tiene una horripilante plantilla “ya está” tipo José Luis (y aquellos que no entiendan, créanme, les conviene no saber. Oh por Dios, el horror…) La cosa es que nunca me imaginé que a alguien le interesaría ese tipo de cosas con mi dominio. Google no me muestra entre los resultados más populares (cosa que, curiosamente, sí ocurría con M&N, pero nunca supe porqué). Sigh…

Supongo que solo queda esperar a que me llegue la oferta. O salga el blog de “…poco aprieta”

¬¬

Mejor no doy ideas.